lunes, 27 de febrero de 2006

30 de enero al 27 de febrero de 2006.


30/01/06. Los versos de la realidad.

(Foto: Bancada parlamentaria del MPP Hugo Cores, Elios Sartou y Marcos Abelenda año 1990)

Escribe: Hugo Cores.

“No son versos ni realidad.”
Pedro Guerra.
1- ‘Consumir’, escribiendo, seis o siete mil caracteres en la contratapa del diario, ¿qué sentido tiene? No es, no puede ser, el del desahogo, de los desplantes o las majaderías. Por respeto a los demás y a nosotros no tiene sentido escribir solo para encender los festejos de una claque.
Lo veo más bien como una forma de pedir la palabra en la asamblea, la palabra desnuda, que apela a la razón, en medio de los pareceres, las afirmaciones y las dudas de los que se sienten interesados y comprometidos por ‘la cosa pública’, con ‘la política’. Solo eso, que es bastante.

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    2- El Presidente de la República ha dicho en estos días que el gobierno se maneja con dos Biblias: la Constitución de la República y el Programa del Frente Amplio. El apego a la Constitución podría ser obvio. Sin embargo, las últimas administraciones coloradas y blancas han tenido un cumplimiento inestable e incompleto del desafío constitucional.
    Porque no se han respetado principios básicos como el de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y se ha eludido el cumplimiento de la Constitución, con el mantenimiento del olvido y de la impunidad, en la medida que eso afectaba a ciertos estamentos a los que se les ha permitido instalarse en posiciones de privilegio.
    Los gobiernos anteriores tampoco han cumplido con la Carta cuando asistieron impasibles a la destrucción del tejido social, al crecimiento de la exclusión y del exilio económico y ante todo esto ni siquiera ingresaron a la agenda de sus gobiernos el mandato de cumplir con los derechos económicos y sociales de todos los uruguayos.
    De donde se deduce que el más elemental y palmario de los propósitos de un gobierno (cumplir con la Constitución) significa, en Uruguay y aquí y ahora, una ruptura de las rutinas y el fin de las inercias de los gobierno anteriores.
    Como toda alteración de las rutinas, ese cumplimiento implica un esfuerzo, una energía específica, una voluntad para cumplir con los aspectos programáticos de la Constitución: el derecho a la vivienda, a la salud, a la educación. Cumplir con la Ley encuentra escollos. Requiere una militancia, es decir un partido, que haga suyos los mandatos de la Biblia, para seguir con la metáfora presidencial.
    3- Ni hablar entonces del caudal de energía y determinación que exige el cumplimiento con la otra Biblia, con el programa aprobado en el IV Congreso del Frente Amplio. Es justamente por eso que resulta significativa la afirmación del presidente.
    Incorporar como referencia el programa del FA supone un acto de pensamiento y una voluntad política poco frecuente. Suelen predominar las tendencias (perversas) que condenan al olvido lo comprometido antes de las elecciones.
    Para estas tendencias los propósitos del pasado (todo lo anterior a las elecciones es pasado) se transforma en cartas viejas, promesas trazadas en letras borroneadas en papeles ya amarillentos.
    4- Toda acción política es una opción entre los propósitos estampados en el programa y las nuevas condiciones. Son dos pilares de sustentación, la realidad y el programa.
    Lo nuevo de la realidad, aquello que podría cambiar los datos sobre los que aplicar nuestra voluntad de cambio hay que exponerlo, describirlo con palabras para compararlo a cómo la veíamos hace dos años, cuando se aprobó el programa.
    Nuestro ‘adaptarse a la realidad’ es a partir de nuestras definiciones pues, a diferencia de los gobiernos anteriores, el del FA no se propuso “administrar” la realidad injusta sino transformarla. Se llamó a votar por el cambio. No hay legitimación posible para la adaptación a la que apelaba, días pasados, un dirigente del FA.
    5- Como Frente Amplio ¿cuáles son los ejes de nuestro compromiso con los ciudadanos?
    El nuestro ha sido definido como un programa de cambios nacional (para todo el país, en defensa de su soberanía y contra la dominación externa), popular, que ponga el acento en la justicia en la distribución de la riqueza, el pago de la deuda social con los que han sido despojados y empujados a situaciones de exclusión y democrático que repose en la transparencia de los asuntos públicos, en la participación de los ciudadanos y en el respeto de todos sus derechos civiles y políticos.
    Un aspecto sobre el que habría que detenerse remite a cómo se llegó a un programa apoyado en estas concepciones. Un programa que no fue fruto de uno o cuatro congresos de la izquierda sino de muchos años de acción y de pensamiento político. Avanzar en el pienso también es acción.
    6- Llegar a lo ‘nacional’ supuso superar la idea de un humanismo abstracto, de una genérica lucha por la emancipación humana o una línea de acción confinada a las demandas de una clase social.
    La definición de nacional (que no aparecía enunciado con claridad por la izquierda en los años 50) supone la compresión de un mundo con desarrollo desigual y con intereses antagónicos entre unas naciones que dominan y otras que son dominadas. Y reconocer que los uruguayos formamos parte de esa porción de la humanidad explotada y sometida. Y que, por tanto, la liberación nacional presupone una ruptura con esas relaciones de dominación económica, política y cultural que conocemos con el nombre de imperialismo.
    Cuando se caracteriza nuestro programa como popular es que reconocemos que no basta con constituir una república democrática sino que es imprescindible actuar, desde la acción política, a favor de los intereses del pueblo, de los trabajadores manuales e intelectuales, de los más pobres. No es el libre juego del mercado o de la democracia representativa lo que permite avanzar en la justicia social.
    Nuestro programa como democrático contiene un fuerte potencial transformador. El enunciado de un gobierno del pueblo y para el pueblo ha sido históricamente, y lo es en la actualidad, incómodo para las clases conservadores, molesto para los que se benefician de las tendencias ‘espontáneas’ de la distribución del poder y de la riqueza en una sociedad de clases, esa que hace, aún en las crisis, que el gran capital siga creciendo a expensas de todos los demás.
    En Latinoamérica cada vez que un gobierno democrático ha emprendido tareas de signo popular y asumido un rumbo de defensa de lo nacional, los poderes conservadores y el gobierno de los EE.UU. lo han considerado un factor de inestabilidad y un peligro. Pese a su respaldo en las urnas, los han hostigado como anti-democráticos, como sucede con Hugo Chávez y como, todo parece indicar, sucederá con Evo Morales si este no se somete.
    7- La realidad, a la que hay que trasformar con nuestro programa, está ahí. No es necesario que ningún compañero nos la recuerde. Ladra y amenaza. No quiere que nadie la toque.
    Están ahí, se pueden ver y leer, los milicos torturadores y golpistas que no cesan de amenazar. Bertolotti y la revista El Soldado, hablando el mismo lenguaje o los mismos silencios que empleaban durante la dictadura…
    ¡Qué realidad tan presente y a la vez tan trasnochada!
    Ahí están lo empresarios que no admiten que a los trabajadores se les reconozcan sus fueros sindicales. Los capitalistas que no invierten ni crean fuentes de empleo.
    ¡Qué realidad las injusticias sociales que nadie defiende y parecen intocables!
    Ahí está la CNN, sus socios y repetidores, que pretenden organizar las noticias del mundo de modo que reproduzca los absurdos del mundo. Ahí está la diplomacia y ahí están los estrategas militares estadounidenses procurando tejer sus cordones en defensa de su hegemonía planetaria.
    ¿Acaso fue para aceptarla resignadamente o para enfrentar y cambiar esta realidad que nos organizamos como Frente Amplio?
    No creo que tengamos nada que agradecer a los que, viendo lo mismo que nosotros, no cesan de dar voces para alertarnos que en el circo de la realidad hay peligros.
    Más fecundo sería discutir entre todos como juntamos la fuerza para aplicar las dos Biblias.
    Tomado de La República el 30/01/2006.




06/02/06. Las derechas y la inseguridad pública.

Escribe: Hugo Cores.
El asesinato de un trabajador del transporte en el Barrio Casabó fue motivo para la reanudación de la campaña de las derechas contra el gobierno, la gestión del Ministerio del Interior y la legislación vigente.

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    Más que del grave problema de la inseguridad, al que se han referido con acierto otros análisis, me interesa examinar cómo, desde los medios de comunicación y desde el liderazgo de los partidos conservadores, se contribuye a alentar una percepción del problema que conduce exclusivamente a un incremento de las medidas represivas, al agravamiento del espiral de violencia y a la extensión del miedo.
    1- El crecimiento de los delitos y de la gravedad de las modalidades en que se realizan no es un hecho reciente. Tampoco lo es la aumentada participación de menores en episodios que comportan agresiones físicas y hasta la muerte de las personas que son objeto de las rapiñas.
    Fenómenos análogos se han vivido y se viven en otros países de la región, como Argentina y Brasil, que en períodos históricos anteriores no habían atravesado por estremecimientos como estos.
    En Brasil, durante la dictadura instalada con el golpe de abril de 1964, el proceso fue bastante lejos, alentado por la propia acción del gobierno militar que miró para otro lado mientras crecía el clima de inseguridad y se instalaban los escuadrones de la muerte, integrados básicamente por policías y militares.
    A partir de ese período, la prensa y las derechas políticas contribuyeron a agravar el asunto que, en algunos Estados, se ha convertido en el problema principal para la sociedad y para los gobernantes.
    Algo similar se vivió en la Argentina, apoyado por las fuerzas, sociales, ideológicas, mediáticas, que habían sido el sostén de la dictadura y por el menemismo. Fueron los años del Ruckauf, gobernador de la Provincia de Buenos Aires y vicepresidente de la república cuando vociferada en los actos públicos “hay que meterle bala a los delincuentes”.
    2- Bastaría recorrer las crónicas policiales de la prensa latinoamericana para constatar como esta problemática se ha vivido y se vive en toda América Latina. Y cómo la existencia de este tipo de acontecimiento pone en funcionamiento una forma de demagogia irresistible para los voceros y dirigentes de las clases conservadoras, sobre todo cuando quien está en el gobierno es un partido de izquierda.
    La simplificación, que cualquiera que se asome a esta problemática sabe que conduce a graves errores, les permite de un plumazo cumplir varios objetivos a la vez.
    Golpear la imagen del gobierno no es la menor. Segundo, permite eludir las raíces profundas de los problemas que generan la marginalidad y la exclusión social: las políticas económicas neoliberales, la desigualdad en la distribución de la renta, el colapso de los servicios públicos destinados a atender la situación de las clases populares.
    Tercero, extender e intensificar el clima de miedo y desconfianza mutua entre los sectores socialmente más golpeados. Castrar la confianza en sus propias fuerzas, alentar la división y el hostigamiento de unos pobres contra otros, criminalizar la pobreza.
    Al mismo tiempo estimular la recurrencia a medidas represivas y exaltar por esa vía los componentes ideológicos autoritarios tanto en la legislación como en las instituciones del Estado.
    La derecha ha intentado también demonizar el consumo problemático de drogas. En esto, en el mundo hay un largo camino recorrido donde la "satanización" de la sustancia y la "guerra contra las drogas" con sus secuela de muerte y gatillo fácil no ha servido para nada. Sencillamente se demuestra (luego de gastar millones de dólares en represión) que la cuestión está centrada en la demanda de drogas y de la complejidad social (que no se puede analizar desde el simplismo de la causalidad directa) que lleva a hombres y mujeres, adultos y jóvenes a consumir sustancias-que los mismos usuarios saben-son un veneno para la salud individual, familiar y comunitaria.
    3- ¿Quiénes son y de dónde vienen las familias que proveen de jóvenes y niños infractores?
    La inmensa mayoría de los delitos son protagonizados por personas que fueron empujadas, por otras formas de violencia menos visible, a vivir en asentamientos precarios desprovistos de servicios esenciales, en medio de hacinamiento y lejos de las oportunidades del mercado de trabajo. La invisibilidad de estas formas de violencia no nace del azar sino que es una de las construcciones principales de la manipulación mediática.
    Todos los censos recientes muestran el crecimiento exponencial de la pobreza y la llamada infantilización de la pobreza. Muestran cómo del total de los niños que nacen hoy en nuestro país más de la mitad lo hacen en zonas de pobreza.
    Indican asimismo la existencia de zonas en Montevideo donde el número de los jóvenes que no estudia ni trabaja está por encima del 70% mientras en otras no alcanza al 5%.
    4- ¿Cómo se fue dibujando este mapa social? ¿Es acaso fruto del azar, de una sucesión inexplicable que lleva sin que se sepa por qué de un mal a otro?
    ¿Qué fuerzas de la economía y de la sociedad y que responsabilidades y omisiones políticas hicieron que una parte de las familias obreras de las zonas antaño industriales fuera empujada a vivir en las condiciones infernales de la pobreza extrema?
    Si no se incorpora este contexto al analizar los problemas de la seguridad pública se está falseando la realidad y se está engañando a la gente. Y se lo está haciendo en forma deliberada.
    5- La derecha fracasó con sus anuncios apocalípticos contra la Ley de Humanización de las Cárceles impulsada por el gobierno y la salida de presos se realizó de acuerdo a lo que se había planificado y el número de reincidencias ha sido insignificante.
    No obstante, se sigue intentando crear un clima según el cual la responsabilidad es de las políticas de este gobierno en materia de seguridad pública.
    La experiencia de nuestra América muestra cómo, cuando las inflexiones autoritarias para endurecer el sistema penal resultaron insuficientes -se bajó tanto la edad de imputabilidad a 16 y luego a 14 años-, desde las formas más o menos ocultas de la acción mediática se alentó impulsos como la ‘justicia por las propias manos’ que condujeron a los escuadrones de la muerte.
    ¿Qué es lo que indican estas experiencias?
    Muestran que, lejos de resolver los problemas de la seguridad ciudadana, el paquete de medidas represivas lo agrava a niveles sin precedentes.
    Lo muestra la realidad urbana en la mayoría de los países de América Latina, empezando por Brasil, donde en ciudades como Río de Janeiro o San Pablo, el índice de violencia tiene el alcance de una guerra civil.
    6- Al negar el peso y las raíces de los contextos socio-económicos, el pensamiento conservador solo atina a medidas tendentes a aumentar la represión: bajar la edad de imputabilidad, habilitar un desempeño más severo de las fuerzas policiales y aumentar las cárceles y los encarcelados.
    La conformación de zonas urbanas y rurales marginales es el resultado de muchos años de exclusión. De una gestión política de parte de los gobiernos blancos y colorados adecuada a los intereses de los grandes capitalistas. Con políticas económicas caracterizadas por la falta de oportunidades de empleo, por la ausencia de políticas de vivienda, salud y educación capaces de abordar los desafíos de la nueva pobreza que creció como resultado de la aplicación del modelo económico neoliberal.
    7- Una de ‘las gracias’ del sistema político que la izquierda ha heredado consiste, justamente, en el hecho que los beneficiarios de ese modelo, los apropiadores de la riqueza acumulada a costa de tantos pobres, esos banqueros y usureros que drenan sus beneficios fuera del país, no ingresan como responsables a las páginas de la prensa ni a la pantalla de la tevé.
    Contrariamente a lo que dice Búsqueda, que a raíz del episodio en Casabó quiere poner oportunistamente en el banquillo de los acusados al gobierno frenteamplista, que “ya lleva un año” dice, ha sido esta administración la primera que, en muchos decenios, se ha hecho cargo de la situación social que se vive en los barrios.
    Tomado de La República el 6/2/2006.





13/02/06. "Los postulados se pueden cambiar, pero es necesario decirlo expresamente"
La reforma tributaria y la aceptación de hechos consumados.


Escribe: Hugo Cores.
Haber asumido el gobierno supone para la izquierda la necesidad de enriquecer su caudal de pensamiento. En algunos casos, esa actualización puede entrañar la necesidad de modificar algunos postulados que se sostuvieron antes.
Hay para esto una condición insoslayable: los postulados se pueden cambiar pero es necesario decirlo expresamente. Explicar por qué se cambia. Qué es lo nuevo que se aprendió. Qué es lo que se ve hoy, que antes no se veía.
No se cambia por capricho ni haciendo estimaciones ‘a ojo de buen cubero’. Ni en nombre de la autoridad moral de los dirigentes, no somos un movimiento solventado en el caudillismo.

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    1- La izquierda y la acción política
    Entre las premisas que no han cambiado está la que indica que, para la izquierda, “la política” no es una profesión ni “los políticos” constituyen una clase. La política es una forma de acción, un campo de militancia.
    No se participa en la actividad política para gestionar los factores existentes sino para impulsar los cambios. Se milita no para adaptarse a las determinaciones de una realidad injusta sino para cambiar esa realidad.
    La acción en el gobierno es un campo, otro campo, de lucha. Y en ella se actúa no como mero administrador, gestor de transacciones o tecnócrata. Se actúa como un militante que desempeña tareas en un campo específico y difícil, pero campo de lucha al fin.
    2- El pensamiento sigue a las dificultades y precede a la acción (B. Brecht)
    El hecho de haber accedido al gobierno es ya un logro importante para el pueblo y los trabajadores uruguayos en defensa de cuyos intereses la izquierda pidió el apoyo de la ciudadanía.
    El acceso al gobierno permite alcanzar un conocimiento mayor de los hechos y de los escollos que se levantan para el desarrollo de programa popular. Una actitud militante ante esa realidad, haciendo público ese conocimiento, poniéndolo en manos del pueblo, dará resultados positivos aunque no se alcancen plenamente todos los objetivos del programa definido. Lo que no se obtenga como conquista será factor de comprensión y conciencia. De ahí la necesidad de colectivizar todo lo que se va sabiendo y también las dificultades.
    El papel de la fuerza política, el Frente Amplio, en esa colectivización y esa toma de conciencia es fundamental pues no se trata de la difusión de un conocimiento suntuario, erudito o novelero sino para fortalecer la acción.
    En la página Web del Ministerio de Economía leemos:
    Síntesis preliminar de la consulta pública sobre los “Lineamientos Básicos para la Reforma Tributaria”.(…) Es propósito del Gobierno Nacional impulsar una transformación estructural del sistema tributario, basada en los principios de equidad, eficiencia y estímulo a la inversión y el empleo.
    A fin de dotar al referido proceso de transformación de la más amplia base de sustentación, el Ministerio de Economía y Finanzas, puso a consideración de la ciudadanía los lineamientos básicos de la propuesta de reforma.
    La respuesta ha sido a nuestro juicio ampliamente satisfactoria (…).
    (…) Ahora bien, cabe preguntarse ¿en qué medida la reforma cumple con el objetivo de equidad? Y en segundo lugar, ¿es la reforma todo lo equitativa que podría ser?
    Sin embargo, este aspecto no aporta la respuesta a la segunda pregunta: ¿es la reforma lo suficientemente profunda en términos de equidad, habida cuenta de las restricciones que la realidad nos impone?.
    3- La justicia no es posible, nos guste o no
    Existen dos restricciones básicas a la mejora de la equidad tributaria: una de carácter internacional y otra propia de nuestra realidad.
    La restricción internacional está íntimamente vinculada a un fenómeno relativamente reciente, cuya presencia se manifiesta en cada uno de nuestros actos cotidianos: la globalización. Hoy, con las nuevas tecnologías, los flujos de capital se mueven de un modo casi irrestricto, en el escenario de una competencia despiadada. La tributación sobre los rendimientos del capital es uno de los elementos –no el único- que incide en su localización, por lo que los países han disminuido drásticamente la imposición sobre tales rendimientos. Por otra parte, dado que el Estado debe hacer frente a sus fines esenciales, la única forma de financiamiento legítimo provendrá de otras fuentes tributarias: básicamente las rentas de los factores menos móviles, como las provenientes del trabajo. ¿Es justo que quienes obtienen rentas del trabajo tributen más que quienes perciben rentas del capital? Desde luego que no. Sin embargo, nos guste o no, esa es la situación que debemos afrontar.
    Sobre esa realidad -a la que el experto italiano Vito Tanzi ha aludido como “la degradación de los sistemas tributarios”- no tenemos capacidad de incidir. Está ahí y nos marca una frontera ineludible. Si acudiésemos al expediente de prescindir de ella –estableciendo por ejemplo un sistema de imposición a la renta con tasas marginales muy elevadas aplicables a todas las rentas por igual- obtendríamos como resultado importantes niveles de evasión y elusión, retracción en la captación de inversiones de riesgo y de fuentes de financiamiento, lo que no sólo afectaría la tesorería, sino las posibilidades de crear nuevos empleos y por lo tanto mayor bienestar.
    4. Desborde y rechifla
    El texto que trascribimos más arriba, que se presenta como del gobierno, fue difundido en Internet desde las páginas del Ministerio de Economía y Finanzas. Intenta constituir una respuesta a las preguntas formuladas por la ciudadanía ante los lineamientos iniciales presentados por el MEF a principios de noviembre del año pasado.
    La propuesta cuando fue presentada no incluía esa ‘adoración a los hechos consumados” que se le agrega ahora. Demás está decir que ni la propuesta inicial y menos estas consideraciones de ahora fueron discutidas en ninguna instancia colectiva ni orgánica.
    Enunciada en una asamblea o en un ámbito representativo ¿sería descartable una rechifla cuando se sentencia públicamente la imposibilidad de la justicia tributaria y el enterramiento de la aspiración histórica de la izquierda de que pague más el que tiene más?
    Los flujos de capital serán o no tan huidizos como dice el MEF. Hay quienes sostienen que no es así y que el flujo de capitales no está determinado por los perfiles de imposición que existen en cada país.
    Más allá de ese aspecto, técnicamente discutible, resulta sorprendente que desde el MEF se incursione, hasta con cierta ligereza y frivolidad, en un tema de neto contenido ideológico como es impulsar una reforma impositiva que se reconocer como injusta y hasta “degradada”.
    5- Sin respaldo bíblico
    La temeraria invasión en el terreno de los valores éticos que propone el MEF no parece surgir de habilitaciones estatutarias ni constitucionales. Es un desborde desde el poder y no hay Biblia que la respalde ni provea del más tenue olor a santidad.
    La propuesta de abdicar de la justicia social y doblegarse ante las reglas de juego de la globalización capitalista no es una determinación técnica ni el cumplimiento de una ley de la naturaleza. Es una decisión cargada de contenidos, políticos y éticos.
    Y para saldar, por sí y ante sí, a nombre de todo el gobierno frenteamplista, en ese terreno ideológico, el MEF no tiene competencia.
    Este planteamiento seguramente será bien recibido en algunos estamentos sociales y políticos, difícilmente por los obreros y los empleados, que de paso han dejado de recibir salarios y sueldos para recibir “la renta del trabajo”.
    Obreros y empleados que tendrán que soportar el grueso de la carga impositiva porque, a diferencia del capital huidizo, carecen de volatilidad, están amarrados al piso y nadie en la tierra, en esta dulce tierra, estaría delineando un sistema tributario sustentado en los principios de la justicia social.
    De consagrarse la propuesta que criticamos, sería un avance. Pero no un avance de la izquierda. Sería una victoria de los que siempre han sostenido que la justicia tributaria no era posible. Ahora esa afirmación estaría adornada por la confirmación otorgada por las autoridades del MEF.
    Tomado de La República el 13/2/2006





20/02/06. Ecos del conflicto en la curtiembre.


Escribe Hugo Cores.
De entre los varios hechos importantes ocurridos la semana pasada me detengo para comentar uno que ha resultado de interés para todos y posible fuente de enseñanza para los frenteamplistas.
El agravamiento de las tensiones entre la patronal y los trabajadores de la curtiembre Naussa resultó un hecho revestido de una singular espectacularidad a partir de la presencia de los reporteros del canal oficial en la planta de la fábrica en momentos que el patrón, al frente de unas huestes improvisadas tomaba, por asalto el local desalojando a los trabajadores que la ocupaban desde hacía unas horas.

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    Un sacrificio ritual
    El carácter “expuesto” de la confrontación permitió observar las variadas reacciones de los medios, de las cámaras empresariales, de los dirigentes políticos y del movimiento sindical ante el conflicto. Permitió que afloraran sentimientos y mentalidades que no siempre aparecen con tanta estridencia, permitiendo así detectar como se configura una situación mediática. En este caso permitió constatar cómo se intentó, en forma ‘espontánea’, el sacrificio ejemplarizante de los trabajadores movilizados.
    Una inmolación ritual del sindicato que sería perfectamente oportuna y funcional a las presiones de la derecha patronal y a los intereses de los dirigentes de los partidos tradicionales. La semana pasada unos y otros tuvieron su momento de gloria para despotricar contra el gobierno y contra el ‘libertinaje’ que alentaba en las organizaciones sindicales de los trabajadores.
    1- En la lucha política, ha escrito José Martí, muchas veces lo más importante es lo que no se ve.
    Una parte de lo engañoso que suele tener el tratamiento mediático de las situaciones críticas es la narración sin antecedentes ni contextos. De la exposición cruda de los hechos en la pantalla se abre camino a los juicios sentenciosos y a las condenas.
    En este caso, la sentencia de ‘culpable’ arrojada hacia los trabajadores de la curtiembre, el PIT-CNT y el gobierno, se hizo a partir de una presentación parcial y esquemática de algunos supuestos, ignorando las condiciones y los antecedentes en que se desarrollaba la confrontación. La presión mediática se ejerció desde la elocuencia de las imágenes y de ciertos principios entonados como slogan, como la defensa del derecho de propiedad.
    En esos días, en un reportaje radial, el sociólogo Francisco Pucci empleó un giro que resultó sorprendente en medio del festival de bobadas que se oían en la mayor parte de los medios. Dijo el catedrático de Relaciones Laborales de la Facultad de Derecho, “los picos de conflictividad se dan en empresas con historia de intransigencia”… Breve y aleccionadora resulta la verdad.
    2- Es así, las empresas tienen historia. Los trabajadores tienen historia. El gobierno tiene historia. Y los medios de comunicación y los políticos blancos y colorados que ahora atacan con virulencia a los gremios y al gobierno, también tienen su historia. A esa historia pertenece la época de cuando las relaciones laborales en el país estaban ‘garantizadas’ por gobernantes de esos partidos conservadores, cuando cientos de iniciativas para formar sindicatos terminaron con los gremialistas despedidos.
    El empresario de Naussa tiene su historia. Violó el convenio existente en la industria de las curtiembres y no aceptó nunca la existencia de una organización sindical en su fábrica. A lo largo de más de siete meses no se avino a ninguna de las gestiones que se realizaron desde la Dirección Nacional de Trabajo. Como respuesta a los reclamos obreros, despidió a un dirigente sindical.
    ¿Cuántos comparten esta historia de intransigencia? Cuántas empresas, malcriadas en los para ellas buenos y felices tiempos de la dictadura, tendrían que colgarse el sambenito de portadoras de una ‘historia de intransigencia’.
    Actitudes de intransigencia, de abuso y de explotación de los trabajadores. Porque siguen siendo muy altas las tasas de desocupación y esto presiona para abajo los salarios. Porque los trabajadores no han logrado hasta ahora recuperar los niveles de retribución anteriores a la crisis del 2002 y promedialmente el ingreso obrero está hoy un 16% por debajo de los salarios, ya menguados, de 1998.
    No descarto que existan ‘empresarios como la gente’. Pero no son los que dirigen al sector. Además no se trata de una cuestión de individuos sino de clases: los empresarios, empujados por las condiciones en que se desarrolla el capitalismo contemporáneo, apuestan a la ‘flexibilización laboral’ y la deslegalizar las relaciones laborales, en todos los terrenos.
    3- En la fábrica no todo es el salario. En la curtiembre, como en buena parte de los establecimientos, importan mucho las condiciones de trabajo. Con dos ‘water’ y dos duchas para más de 120 trabajadores se puede concluir, como lo hace el sindicato, que las condiciones en que se desenvuelve la operativa de la fábrica muestran una deplorable falta de higiene. El comedor es una pieza que no mide más de 4 por 4 metros.
    También importa la actitud de respeto o no por la organización obrera. Cuando el empresario amenaza con el despido si hay sindicato, cuando ofrece dinero o estabilidad en el empleo a los trabajadores que no se acerquen al sindicato se está lesionando
    Algunos discuten si, como ha sostenido el gobierno, la ocupación de los lugares de trabajo es una extensión del derecho de huelga que las leyes garantizan a los trabajadores. La actitud agresiva del empresario, armando una patota para ‘retomar’ mediante la violencia la fábrica ocupada hasta entonces pacíficamente por los trabajadores… ¿es una extensión de qué derecho?
    En fin, en la lidia por los derechos de los trabajadores están lo gremios, el PIT-CNT y los funcionarios del gobierno. Transpuesto el período de la dictadura y de los gobiernos conservadores y pro patronales, el tiempo correrá a favor de los avances en materia de justicia social y derechos obreros.
    4- Reflexionando desde nuestra condición de frenteamplistas quedan varias puntas para examinar:
    a- Se hace necesario avanzar en la construcción de formas de comunicación social que disputen el predominio absoluto que tienen los intereses conservadores en los medios de comunicación. Las opiniones que disienten con las voces reaccionarias siguen teniendo un espacio minoritario en los medios siendo que la mayor parte de las veces son expresiones representativas de corrientes de opinión y de intereses mayoritarios en el país.
    b- Mientras claman por la democratización de la organización obrera, los voceros de las derechas usan y abusan de un control monolítico de los medios de comunicación. Poder económico y poder mediático se dan la mano a la vista y paciencia de las mayorías trabajadoras del país.
    c- El sindicalismo clasista se reconstruye con rapidez. Una nueva generación de jóvenes obreros mueve a la industria, la construcción y los servicios. Con ellos nace una nueva generación de militantes y de dirigentes. Para el Frente Amplio como organización política este hecho no nos puede pasar desapercibido. Siempre hemos considerado que para el cumplimiento de un programa popular de transformaciones progresistas era imprescindible el fortalecimiento de las organizaciones sociales, especialmente las cooperativas, los gremios estudiantiles y, especialmente, los sindicatos.
    d- Los sindicatos uruguayos han nacido y renacido, se han unido, acordado un programa y unos estatutos, con independencia del Estado y de los partidos políticos. Y así debe seguir siendo.
    El sindicalismo que renace corre de atrás, sufre el rezago del estancamiento industrial heredado y del que cuesta salir. Un curso posible para el proceso de reconstrucción sindical sería el de un sindicalismo encerrado en las problemáticas de cada sector profesional, un sindicalismo estrecho, economicista y desinteresado de las cuestiones que afectan a todo el pueblo y no solo a los trabajadores sindicalizados.
    Tanto la derecha política como las patronales alientan la fragmentación corporativa de los sindicatos, la ruptura de su unidad como clase. Otras voces también ayudan al despiste. Ese sería el error grave el de un sindicalismo que no sienta como suyo la concreción exitosa de una reforma de la salud, de cambios sustantivos en la educación pública y de la existencia efectiva de planes de vivienda que atiendan a las demandas de los cooperativistas.
    Tomado de La República, 20 de febrero 2006.





27/02/06. Reafirmar y enriquecer las propuestas de cambio.

Escribe Hugo Cores.
Al cumplirse un año de la asunción del gobierno, el Poder Ejecutivo ha enviado al Parlamento, de acuerdo a lo que establecen los artículos 168 y 177 de la Constitución, el balance anual de lo realizado por cada una de sus reparticiones.
No sería fácil ahora intentar un balance global sobre lo hecho por la nueva administración. Muchos programas y líneas de acción gubernativa están en sus comienzos y no se ha configurado un panorama de resultados mensurables que permita realizar una valoración útil, una estimación que aporte orientaciones para mejorar las acciones emprendidas.

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    En el plano de la relación con la comunidad, en las comunicaciones del gobierno con los ciudadanos y, en otro plano, con los electores y militantes frenteamplistas, la situación tiene otras aristas.
    A partir de la existencia de distintas orientaciones, hay elementos como para discutir. En los últimos días han aparecido públicamente planteos que sostienen que la estrategia impulsada por la izquierda se habría agotado con la conquista del gobierno y convocan a todos los frenteamplistas a discutir una nueva estrategia, con definición de objetivos y de alianzas acorde con los nuevos postulados a levantar.
    ¿Nos hemos quedado sin estrategia?
    Se ha dicho bien que, a menudo, un problema mal planteado es peor que un problema mal resuelto. Es lo que tiende a ocurrir con cierta frecuencia en la relación de algunos dirigentes políticos con lo público y con la prensa.
    De poca ayuda resultan los planteos que son como 'una huída hacia delante' y que tienen poco ver con lo que se está planteando el Frente Amplio a través de su vida interna y con lo que está pasando en el país a partir de la acción del gobierno de izquierda. No hay indicios de que el problema del FA sea el de "haberse quedado sin estrategia".
    Surge más bien el hecho que hay visiones distintas y encontradas acerca de cómo impulsar la acción de gobierno. Se percibe además que esas diferencias de opinión no han buscado hasta ahora los espacios adecuados donde resolverse, es decir los ámbitos de discusión colectiva.
    Por ejemplo, hay concepciones políticas que, así como antaño afirmaron que todos los problemas se resolvían con el Mercosur (que nos abriría, se dijo, el acceso a un mercado de 200 millones de habitantes), ahora sostienen que la 'llave maestra' que todo lo resuelve en materia de inserción internacional es un tratado de libre comercio con los Estados Unidos. Y en aras de esa meta pintan de rosa los rasgos del Estado y del gobierno norteamericano, dejando de lado sus políticas de expansionismo militar y sus amenazas sobre la soberanía de las naciones de América Latina.
    Digamos de paso que la posición del FA sobre un eventual tratado de libre comercio con los EEUU está en discusión. Y, hasta tanto eso no se resuelva, no parecen pertinentes los anuncios de gestiones destinadas a 'desbrozar el camino' para un acuerdo con los EEUU.
    Somos realistas: ya decimos "no se puede"
    Considerar que el país va bien si al FMI le parece que vamos bien, es una estrategia. Es vieja, ajena, enmohecida, pero una estrategia al fin. Es la conducta de los buenos modales frente a los poderosos en el plano internacional, del seguidismo y la adaptación. Impresentable. Y, sobre todo, nos es ajena. Pero es una estrategia.
    Considerar que a las rentas del capital no se le pueden poner impuestos, como se sostiene en las publicaciones oficiales del Ministerio de Economía y Finanzas, es un segundo eje de esa misma concepción. Es una visión que, de pasada, sostiene que ante las leyes del capitalismo actual no hay otro camino que recurrir a los impuestos al trabajo, aunque eso, reconocen, sea una propuesta impositiva injusta y degradada, pues el capital, se sostiene, es hábil y escurridizo y, si se le imponen tributos, huye a otros países. A partir de eso, baja la inversión, aumenta la desocupación y hasta lo recaudado, se dice.
    Si se considera que la defensa del principio de autodeterminación de los pueblos es una concepción irrealista, un anhelo que ha caducado, habría que demostrarlo analizando lo que ocurre hoy en América Latina y en el Tercer Mundo y, a la vez internamente, generar los espacios para saber si todo el Frente Amplio comparte esa valoración.
    Si se considera que ya no es posible aplicar el principio de que 'pague más el que tiene más' a través de un sistema tributario diseñado como una herramienta importante para la redistribución del ingreso y de la búsqueda de la justicia social, habría que validar esas declaraciones de imposibilidad con el respaldo mayoritario de los frenteamplistas.
    Algunas dificultades
    La irrupción de planteos sectoriales sobre problemas de fondo, amplificados por los voceros de prensa interesados en aumentar los obstáculos que encuentra el FA, no ayuda a mejorar la comunicación del gobierno con la ciudadanía. Al contrario, contribuye a dar la idea de una conducción política errática y sin unidad de propósitos.
    El planteo realizado por el Senador Jorge Saravia, del Espacio 609, es un ejemplo de este tipo de iniciativas desconcertantes. Al difundir sus ideas, llamémosle pedagógicas, apuntadas a una mayor familiarización de los jóvenes con los problemas de la defensa nacional, incluyendo el manejo de armas, "ya que la situación regional se está complicando", Saravia, que ocupa el tercer cargo en importancia institucional del país, la presidencia de la Comisión Permanente del Poder Legislativo, lanzó un libretazo que ni siquiera él mismo ha calibrado los alcances que puede contener.
    Observando el momento elegido por el senador del MPP, que coincidió con el agravamiento de la crisis con la Argentina por la construcción de las plantas de celulosa en Río Negro, vale la pena preguntarse ¿qué tiene que ver esa propuesta con el hecho de haberse quedado o no sin estrategia? ¿Cómo se atan esas moscas por el rabo? ¿Cómo se construye una acción de gobierno si no hay un mínimo de preocupación acerca del tratamiento colectivo, en la bancada parlamentaria, en las instancias de discusión del partido-FA, de las iniciativas de cada uno?
    Vida orgánica y trabajo en equipo
    Una fuente seria de dificultades es la debilidad de la vida orgánica de las instancias de conducción del FA. Y su relación problemática con el quehacer del gobierno.
    La comunicación que proviene de los dirigentes del FA además de transparente tendría que ser ordenada, convincente y estimular en el 'partido-FA' y en la sociedad organizada el ánimo de participación en las cuestiones públicas y en las iniciativas del gobierno.
    No se trata que las metas por las que luchamos estén perimidas. Ese programa está escrito, aprobado y vigente. Ahora debemos enriquecerlo con la acción política, el estudio y la discusión en el FA.
    Por ejemplo, la relación del gobierno de izquierda, animado por un programa de cambios populares y democráticos, con la existencia de un aparato estatal regulado por normas antiguas y burocráticas, pensadas para gobiernos que no se proponían el cambio sino el continuismo, es una dificultad seria.
    Una reforma democrática del Estado, que remueva trabas rutinarias y burocráticas, aliente la transparencia y estimule la descentralización y la participación, requiere de energía. Requiere funcionarios que cumplan y gente que piense, escriba, discuta y pida cuentas de lo que los funcionarios están haciendo y de lo que están dejando de hacer.
    Y esta transformación del Estado, en el plano nacional o departamental, no puede diseñarse como una acción a desarrollar exclusivamente desde el aparato del Estado sino por el conjunto de la sociedad uruguaya, especialmente por sus organizaciones sociales sean sindicatos, cooperativas, ONGs, asociaciones barriales, bibliotecas y centros culturales.
    Algo similar podría decirse acerca de los planes en curso apuntados a la reforma de la salud. Vencer los escollos corporativos provenientes de sectores profesionales fuertes supone dar la discusión y la lucha contra las concepciones mercantilistas de la medicina que han proliferado a partir del empuje durante decenios de las concepciones neoliberales. Y para eso se necesita una interacción intensa con el Uruguay organizado, tanto social como políticamente.
    Tomado de La República, 27 de febrero 2006


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