miércoles, 4 de agosto de 2010

SOBRE LA TENDENCIA

Apuntes sin fecha de Hugo Cores sobre la Tendencia.


El trabajo que nos proponemos consta de tres partes: 1) Una reflexión general sobre la tendencia, incluyendo un balance de sus aportes;
2) Una referencia histórica marcando los jalones de su accionar desde las raíces en el movimiento obrero y combativo a su irrupción con perfiles propios a partir de 1968;
3) Un anexo documental que incluye:
Los acuerdos de “Época”, suscritos por la FAO, el MIR, el grupo dé Independientes de “Época”, el Partido Socialista, el MAPU y el MRO.
La carta enviada por seis sindicatos a la CNT el 17 de julio de 1968, exigiendo la aplicación de un plan de lucha contra la política de Pacheco.
Manifiesto de la Interagrupacional Estudiantil.
Moción de la Tendencia en el ler. Congreso de CNT.
Balance de la huelga bancaria de 1969.
Balance de la huelga frigorífica del mismo año.
Balance del Sindicato de FUNSA, Federación de la Salud y Federación de la Bebida sobre la huelga general de 1973.
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Un rescate de su accionar y una reflexión sobre el tema de la tendencia nos plantea una serie de cuestiones: en primer lugar, hay un problema de definiciones Qué fue, a qué se denominó la tendencia. Aquí hay que avanzar sobre cierta imprecisión que la propia realidad de la tendencia tuvo y sobre versiones voluntariamente deformadas de parte de sus detractores.
Hay, en segundo lugar, un aspecto de trayectoria de perfil histórico. O sea, qué aporté, que significó de nuevo en el movimiento obrero, la tendencia.
Y, en tercer lugar, hay un problema político ¿Qué interés tiene hoy una reflexión sobre la tendencia? Para qué nos pueden servir las enseñanzas de aquella experiencia del movimiento de masas?
CUANDO Y POR QUE SURGE LA TENDENCIA
Se trata de un componente del movimiento popular actuando, sobre todo, en el campo sindical y estudiantil que, fundamentalmente en el momento de la ofensiva autoritaria de la burguesía, busca una respuesta propia, alternativa, a la estrategia reformista. Constituye el ala más combativa y avanzada del movimiento de masas. Sus raíces se hunden en el accionar de los gremios solidarios de los años 50 y del movimiento obrero combativo de los años 50 y 60 y también en las tradiciones más viejas del sindicalismo de acción directa.
Pero la tendencia no es sólo el incremento del sindicalismo combativo o el reverdecimiento de ciertas tradiciones del sindicalismo de acción directa.
Su surgimiento es inseparable de la crisis general de la sociedad uruguaya, del fin de alguno de sus arraigados mitos, de crisis del modelo capitalista dependiente. Surge cuando se hace más evidente que el viejo Uruguay ya no daba más y que se imponían transformaciones de fondo. Los medios, las alianzas, las etapas a recorrer y el modelo de sociedad a implantar probablemente no estuvieran demasiado claros (eso es característico de la tendencia). Lo que sí estaba claro era que habla que luchar de otra manera que como se lo había hecho hasta entonces por un cambio profundo, en el sentido del programa (de CNT, del Congreso del Pueblo) elaborado por el movimiento popular.
Frente a la vieja letanía reformista de “esperar hasta que las condiciones estén dadas”, la tendencia dice: “tenemos que crear esas condiciones ahora, respondiendo con la lucha a la ofensiva reaccionaria de la burguesía”.
Los sectores más activos del movimiento popular constataron que la estrategia de acumulación propugnada por la izquierda reformista que en pleno disfrute de la legalidad y teniendo lo electoral como objetivo primordial, nunca superó el 10% de los votos, no se adecuaba a los tiempos que corrían: no servía ni para enfrentar la ofensiva burguesa ni mucho menos para acumular fuerzas reales a favor de un cambio revolucionario de signo socialista.
Eso fue la tendencia: la búsqueda de una alternativa real de cambio y no la ilusoria espera de una supuesta “maduración de las condiciones objetivas”. Con sus errores y carencias, significó una concepción de la acumulación de fuerzas que buscó desarrollar al máximo el potencial y la capacidad de lucha de los trabajadores y el pueblo, no para ganar nuevos escaños en el parlamento sino para poder producir una ruptura revolucionaria. Como análisis de clase, frente a los malabarismos teóricos, los discursos y los libros llenos de sofismas del reformismo, tuvo la intuición certera de que la burguesía no era un aliado confiable, ni en cuanto al mantenimiento de las reglas de juego de la democracia política ni en el cumplimiento de un programa de signo anti imperialista.
En ese sentido, y con sus raíces bien plantadas en el devenir de la lucha de clases nacional, entroncada con las tradiciones democráticas, clasistas y combativas del proletariado uruguayo, la tendencia se emparentó también con el movimiento de renovación de la izquierda que se produjo en América Latina en los años 60 al influjo de la revolución cubana y sus victorias contra el imperialismo.