jueves, 14 de diciembre de 2006

1 diciembre al 14 diciembre 2006



1).- 14.12.06. 'El progreso sólo nace de la confrontación y no por la armonía que siempre es una hipocresía social' .Publicado en Voces del FrenteHomenaje al compañero Hugo Cores

Entrevista: Jorge Lauro y Alfredo García.
El miércoles pasado a la una de la mañana recibiendo Voces en la imprenta nos enteramos de la muerte de Hugo. La noticia nos abrió la puerta para el bajón, por lo injusta y sobre todo por inesperada. Este tipo era una usina de ideas, era un frontón de lucha ideológica para la izquierda y era un temible orador. Quizás el último de su clase, capaz de mover a la gente con su andanada de palabras, con su discurso de barricada. Era de la estirpe de Zelmar, Erro y Wilson. Nos acordamos de las tres horas de charla que tuvimos un año atrás y decidimos republicar esa entrevista, pero esta vez completa, con los pasajes que por razones de espacio habían quedado afuera el año pasado.
No hay mejor forma de recordar a Hugo que leerlo y nosotros tuvimos el privilegio de escucharlo en un mano a mano que ya no nos pertenece, sino que pasa a formar parte de su historia de vida, nuestra vida y nuestra historia. Un abrazo enorme a este hermano mayor.
Durante meses lo convocamos como columnista y nunca nos dio pelota. Fue entonces que decidimos entrevistarlo. Intentar reproducir el pensamiento de Hugo en un reportaje es como tratar de atar a un elefante con una cinta de seda. Cayó por la redacción a las nueve y media, y pasada la medianoche pedimos clemencia y cortamos. Demás está decir que queda muchísimo en el tintero de lo que dijo o tiene para decir. Seguramente todos tenemos miles de discrepancias con sus posturas pero es innegable que Cores es una referencia en la izquierda uruguaya.

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    ¿Vos de la FAU (Federación Anarquista del Uruguay) pasaste a la ROE (Resistencia Obrero Estudiantil), no?
    La ROE era un conjunto de agrupaciones sindicales con una entonación izquierdista muy definida -pero no solo integrada por gente de la FAU; por ejemplo gente del GAU (Grupos de Acción Unificadora) como Adrián Montañez y simpatizantes del MLN-, con un fuerte componente espontaneista; con una débil configuración organizativa, un programa difuso, que ponía el acento en una diferenciación ideológica y metodológica de la línea del Partido Comunista Uruguayo, que era hegemónica en el movimiento sindical. Eramos una tendencia alternativa con ciertas limitaciones, que empezamos a constatar en la medida en que la lucha se fue extendiendo que no alcanzaba con una tendencia sindical combativa, un discurso más o menos radical; habiendo incorporado todo lo que era el pensamiento del Che, el pensamiento cubano más la tradición anarcosindicalista de agitación obrera, de democracia interna, de cultura asambleística, sino que era necesario crear un instrumento capaz de proponerse objetivos de largo plazo, un centro político primero y un partido después. Un elemento que formaba parte de nuestra autodefinición en esa época, era que nosotros no decíamos que éramos la vanguardia, ni el partido de la revolución ni la única organización. Nosotros nos calificábamos como uno de los vectores de la revolución. Éramos un vector de sindicalismo combativo cuyos límites son difusos. Otro vector era el MLN, otro era el Partido Socialista que tenía un ala muy radical. Tenía que ver con el reconocimiento de la realidad, en las huelgas, en las calles, en las manifestaciones estudiantiles, en las resistencias a la represión policial te encontrabas codo a codo con gente de otras procedencias, que tenía otras ideas políticas. Nosotros veíamos que las diferencias no eran tantas. Ahí hablamos nosotros de la unidad de los revolucionarios, la unidad de los sectores combativos dentro de la CNT.

    ¿La famosa Tendencia?
    Claro, era la Tendencia. Nunca aceptamos la ruptura de la unidad. Aceptábamos el hecho de ser minoría, por ejemplo en el primer congreso en el que yo fui elegido, hablé mucho en ese congreso, presidía la ultima sesión Ricardo Vilaró, y fui el ultimo que hablé. De 550 delegados nosotros sacamos 155 votos, éramos aproximadamente la tercera parte del congreso, no éramos la fuerza hegemónica pero tampoco tan minoritaria. Ahí nació la preocupación de llenar el vacío en el campo teórico, hasta hoy seguimos pensando que es una necesidad fundamental. Estudiar la realidad del capitalismo en el país, el conjunto de elementos que componen el estado de situación y las relaciones de fuerza, para sobre eso pensar una línea de acción político-estratégica basada en una análisis lo más científico posible de la realidad. Ahí cumplió un papel muy importante un compañero que tuvo siempre mucha influencia sobre nosotros que fue Raúl Cariboni. El escribía los textos teóricos, los editoriales de las cartas de FAU y de la revista Rojo y Negro, Hay dos libritos teóricos de 1968 que mirándolos hoy se sostienen bastante por el tono y por el contenido. No te diría que están vigentes pero que se sostienen. Raúl Cariboni era una cabeza excepcional.

    ROE, dictadura, exilio, PVP. El PVP fue un poco la confluencia de gente que venia del anarco sindicalismo y gente con pensamiento marxista, ¿no?
    Ya había gente con definición marxista en la FAU, de hecho había un proceso de aceptación del gobierno y del poder de la mano del Che Guevara. Lo que te decía de la unidad de los revolucionarios era un reflejo de la solución que encontró la conducción cubana con las ORI (Organizaciones Revolucionarias Integradas) donde estaba el Movimiento 26 de Julio, el Directorio Estudiantil Revolucionario y el Partido Socialista Unificado, (que era el Partido Comunista). Nosotros teníamos algo parecido.

    ¿Existía ya el debate entre anarquismo y marxismo?
    Fue un debate muy largo en la organización, que se resuelve en el congreso fundacional. Mi peripecia personal fue la siguiente, yo sostenía en las instancias previas al momento final del congreso, que fue en julio del 75, que había que definirse como marxista, sostenía tres o cuatro tesis. Haber reconocido y dejar consignado que fue un error no entrar al Frente Amplio, tenía una visión mas critica de lo que había sido nuestra propia trayectoria, cometimos errores de sectarismo y de apoliticismo y consideraba fundamental una definición marxista. Presenté tres tesis el día 14 de abril del 75 al mediodía y después me secuestraron en Argentina estuve un tiempo desaparecido y pase todo el resto del 75 en Sierra Chica, una cárcel a 800 kilómetros. O sea que a la sesión donde se fundo el PVP yo no asistí. Mis tesis fueron votadas, obviamente perdieron.

    Claro si vos no estabas para defenderlas.
    La mayoría de la gente no quería tener una definición de ese tipo. Lo que si se definió era que nosotros no nos considerábamos anarquistas.

    ¿Qué paso después?
    Vino la gran represión. En marzo del 76, cuatro días después del golpe de estado en Argentina empieza un periodo de represión hasta marzo del 77. Hay momentos en que tuvimos hasta cien desaparecidos, luego una parte aparece, son los que formaron parte del primer vuelo, como Sarita.

    Estaban también Margarita Michelini y Raul Altuna...
    Sí, también el flaco Enrique Rodríguez Larreta y su padre. Ellos fueron procesados y quedaron acá.

    ¿Y vos?
    Yo pasé ese periodo en Sierra Chica y fui expulsado de la Argentina a Francia. En 1978 nos instalamos con un grupo de compañeros en Brasil, con Lilian Celiberti y Universindo Rodríguez y otros. Allí empezamos a sacar el periódico Compañero, que entraba clandestinamente a Uruguay. Tuvimos muchas reuniones con gente de acá en Bagé, Santa María, Torres, Nuevo Hamburgo. Brasil ya empezaba a abrirse, eran tiempos de Figueredo pero no era tan duro como en la época de Garrastazú.

    Pero la coordinación represiva funcionaba.
    Si, funcionó. A Lilian y a Universindo los secuestraron y los trajeron para acá. Nosotros igual seguimos allí. Y la cosa se fue amplificando. Cuando se empieza a organizar el PIT, nosotros estuvimos muy atentos a eso y tuvimos contacto con todos los sindicalistas. Yo participé bastante en la redacción de los documentos que se hicieron para el primero de mayo. Había sindicalistas que estaban cerca del PVP que ahora no lo están tanto como De Mello o Richard Read y acompañamos bastante. Creo que de alguna utilidad fuimos, como en la elaboración de estatutos ya que nosotros teníamos mas experiencia. Incluso en la formulación de un análisis político que coadyuvara a lo que los sindicalistas conocían muy bien que era la realidad de la gente. Nosotros le agregábamos cierto resumen ordenado de la situación política, de las implicancias del retroceso militar, de la potencialidad que tenia la apertura democrática, de la necesidad de rupturas que abrieran como una constituyente, en fin todo eso.

    ¿Luego volvés a Argentina?
    Cuando asumió Alfonsín volvimos para allí y el 31 de diciembre del 84 nos avisan que podemos volver y nos reintegramos a la actividad acá.

    El PVP se integra a la IDI (Izquierda Democrática Independiente), ¿qué pasó?
    Fue una experiencia en cierta medida con desencuentros importantes. Nosotros veníamos con diez años de vida conspirativa, viviendo en la clandestinidad, con el estilo de un partido de cuadros clandestinos. La derrota que sufrimos en el 76 fue muy ilustrativa para nosotros. En ese momento estaba siendo muy duramente reprimido el Partido Comunista; había sido reprimido el MLN, el GAU, el movimiento marxista, los "chinos", (PCR). Prácticamente no sobrevivía ninguna de las organizaciones que formaban parte de nuestro espacio. A principios de 1975 hicimos una convocatoria que se llamo Alejandra en homenaje a Alejandra Kollontay, y fueron entre 200 y 300 personas. No eran de la ROE, eran de otros grupos y habían quedado colgados. Aparecía una cosa nueva con Duarte que tenía su prestigio, aparecía Gerardo y otros compañeros. Fueron a discutir y se fueron bastante convencidos de la idea que para enfrentar a la dictadura se necesitaba un instrumento político duradero, clandestino, de masas o que tratara de influir en el estado de animo de la gente y eso es lo que se proponía hacer el PVP. Nosotros por lo tanto crecimos en ese período en un territorio sin competencia. Y algunas operaciones de tipo económico salieron bastante bien; entonces había disponibilidad de medios. Sacábamos el Boletín de la Resistencia en Argentina del cual salieron 15 o 20 números. Y hay un momento en el cual nos equivocamos.

    ¿Dónde estuvo ese error?
    Evidentemente en la manera de pensar, un error teórico, que creo que venía de la tradición anarquista, con la cual no habíamos podido terminar, y puestos en determinada situación, afloraban atavismos, con un pensamiento que después en la lucha, se encarna en actitudes, en una manera de vivir la política. Y nosotros teníamos tendencia a vivir la política en términos de cierta aversión a la política, a las alianzas, a la construcción de un programa en el que pudiera confluir más gente. Y esto se expresó en un planteo excesivamente aparatista. La propuesta terminó siendo de resistencia bajo la forma de organización como aparato conspirativo que actuaba detrás de la frontera de la dictadura y que procuraba generar hechos de aparato.

    ¿Cómo el Plan Vilox?
    El Plan Vilox fue uno de ellos. Nosotros no hicimos en esos momentos, no estuvimos lo suficientemente activos para tender lazos de unidad con gente que estaba en posiciones muy parecidas a las nuestras, como Michelini, Erro y otros grupos que estaban a la deriva en ese exilio desordenado que tuvieron que hacer las organizaciones políticas revolucionarias del Uruguay.
    No tomamos la iniciativa para gestar procesos de unidad. Estábamos fuera del Frente Amplio, eso agravó la situación, aumentaba las barreras políticas porque no conocíamos a los protagonistas, no teníamos los vínculos de solidaridad y confianza que se generan en una militancia anterior. Nosotros seguimos ahí pagando tributo al error que fue no haber ingresado al Frente en el 71. Nosotros pronosticamos un fin electoralista para el Frente Amplio y nos equivocamos. El Frente no solo no fue electoralista sino que genero un movimiento de masas portentoso y duradero.
    Sobrevivió a la dictadura. Era un movimiento popular con todas las letras y después que arraigó, que tiene una identificación afectiva del pueblo con esa fuerza política es muy difícil desalojarla.
    Sobrevivió a la dictadura pero hay que ver si sobrevive al gobierno del Frente...
    Exactamente, porque a eso sobrevivieron partidos que luego no sobrevivieron al gobierno. Los sandinistas sobrevivieron a una guerra civil con treinta mil muertos y no sobrevivieron al gobierno.

    Pará, porque sino nos vamos por las ramas. Vuelven y se da el ingreso al Frente.
    El ingreso al Frente Amplio se había producido en el 82 en el exterior.
    Estuvo todo el proceso de la Convergencia Democrática, que ustedes jugaron un rol importante ¿no?
    Nosotros apoyamos. Tuvimos desde el principio la idea que había que hacer un frente nacional de resistencia y que Wilson tenía que estar incorporado a eso. Que en una plataforma democrática de ruptura había que tener a Wilson junto a la izquierda. Wilson además hay que admitirlo, durante un largo periodo actuó con mucha lealtad frente a la izquierda. El no dejo de decir en ninguna tribuna que era una vergüenza que Seregni estuviera preso y que hubiera tantos miles de presos del Frente Amplio. Había condiciones para gestar niveles de unidad. Hubo desinteligencias, quizás la Convergencia desde el exterior no pudo relacionarse con el interior, hubo problemas de ritmo y errores graves de afuera como por ejemplo las vacilaciones en las internas del 82. Hubo demora en reconocer que Seregni tenia razón, nosotros nos dimos cuenta que tenía razón y lo apoyamos desde el periódico pero no tuvo el eco que debiera haber tenido. El exterior podría haber colaborado más en la dirección apropiada que era la de hacer una señal propia del Frente, que era fundamental para la continuidad histórica del Frente Amplio.
    Decir aquí estamos aunque no nos dejen participar en las reglas del juego democrático, nos vamos a expresar a través del voto en blanco.

    Vos tuviste un período como Secretario Político de la Presidencia del Frente Amplio. ¿Qué pasó? ¿Te peleaste con Tabaré?
    No, eso fue simultáneo a un proceso que se venía dando en el Frente Amplio y en el MPP, que culminó con la decisión de Jorge Zabalza de no votar en la Junta Departamental junto a la bancada del Frente. Entonces ahí Tabaré renunció y yo también lo hice. Hubo un impasse y en la reconstitución del Frente hubo -si se quiere- un reagrupamiento dejando de lado a las expresiones más visibles de la izquierda radical.

    De modo que perdiste el cargo por culpa de Zabalza.
    Era un cargo difícil. No tenía mucha viabilidad que yo, en aras de aparecer vinculado al poder frenteamplista, dejara de tener una voz propia. No nos hacía mucha gracia ni a mí ni al PVP.

    Ustedes se van del MPP. Se han negado a disolverse como grupo. ¿No es un resabio del aparatismo que vos marcaste como error en el 76, mantener el partido a toda costa?
    ¿Cuál era nuestro atributo, en términos bancarios, nuestro encaje, nuestro acervo? No era una victoria, sino algo muy parecido a una victoria; que era una derrota. Una derrota en términos extremos, cuando aspiraste a todo, hiciste un análisis del conjunto de la situación nacional y regional, organizaste un partido y le diste una línea de acción, y te derrotaron, te mataron a los principales dirigentes, a buena parte de los cuadros, deja un saldo. Hobsbawm dice que muy a menudo las visiones de los derrotados se aproximan más al análisis verdadero del curso de los hechos que el análisis de los vencedores. Porque los vencedores tienden a minimizar sus errores; en cambio los derrotados sienten la necesidad de sacarle el mayor partido en materia de enseñanzas a sus errores. Pero además de ser una comunidad política con un mismo programa y una misma línea de acción táctica, nosotros somos una comunidad afectiva nacida del sentimiento de injusticia que significó el asesinato casi masivo de los compañeros.

    Ustedes se van del MPP como una forma de mantener su autonomía o ¿por qué?
    No era el MPP con Mujica y Eleuterio. Era el MPP hegemonizado por Zabalza, Sarthou y Nora Castro. Nosotros teníamos la representación política del MPP. Estaban Miguel Fernández Galeano, Tota Quinteros y Colotuzzo como ediles y Sarthou y yo como diputados. Y ninguno de ellos se sentía representado con las posiciones nuestras, a las que calificaban como demasiado proclives a buscar acuerdos con el gobierno de Tabaré en la Intendencia y con los otros grupos del Frente en el Parlamento, cosa que era verdad.

    ¿Eran demasiado centristas?
    Éramos demasiado blandos, demasiado unitarios.

    Y vos sos de los pocos que renuncia a la banca del Frente Amplio era el único hasta ahora.
    Chifflet te vino a matar la exclusividad.
    Había otro que era Singlet.
    Pero ahora el MPP ha cambiado, ya no están Zabalza ni Sarthou y ustedes siguen afuera.
    Es como esas novelas. El Pepe tiene cosas distintas, novedosas.
    En cualquier momento empieza a croar, de tanto comer sapos.
    Yo no lo dije de esa forma, solo me reí.
    ¿Por qué un grupo como el PVP se mantiene aislado, dejando gente con gran trayectoria y capacidad fuera de los lugares en que podrían ser útiles?
    No descarto que en alguna instancia nos hayamos equivocado, así como nos equivocamos en el 71 al no ingresar al Frente. De todos modos hay algunas cosas sustantivas que nos hicieron en algún momento como un socio poco hospitalario, poco balsámico. No somos un socio balsámico. Por bálsamo: golpear en la puerta de al lado.
    ¿La puerta de aliado? ¿De qué lado?
    Hay de los dos lados. (Risas).
    ¿Ustedes son un partido con un perfil exclusivamente dedicado al tema de los derechos humanos?
    Tenemos una presencia bastante importante en el sindicalismo, hemos participado en los congresos, hemos configurado una especie de tendencia con cierta estabilidad dentro del PIT-CNT.
    Y tener una presencia y una inserción sindical, y procurar que sea coherente con los lineamientos políticos generales que adopta la organización, es una tarea trabajosa. Y estos sindicalistas nuestros, al participar de la elaboración de la línea del PVP, nos dan una cantidad de elementos que sin ellos no tendríamos. Y a su vez ellos recaudan en el PVP una visión sobre la situación política global, que los ayuda a salir un poco de los que podría ser la visión corporativa, de apoliticismo, o de inmediatismo, o economicismo sindical.

    ¿Y en el Frente?
    Hemos procurado desarrollar una presencia, que es cierto es casi testimonial, en la estructura del Frente; en las coordinadoras, en los comités de base, en algunas departamentales del interior. En la redacción del último programa del Congreso Héctor Rodríguez, donde se aprobó un paquete de concepciones, que de alguna manera formaron parte de lo que iba a ser la campaña electoral del Frente, muchos de nosotros participamos y nos metimos en las comisiones y sub comisiones de programa a trabajar, sobre la base de influir y aceptar ser influidos; es decir, interactuar. Para nosotros esto es lo que nos diferencia de concepciones que tienen otros compañeros del Frente Amplio, que cuando empiezan las discrepancias dan un paso atrás y comienzan a hostigar con artillería de fondo. Fíjense: viene la primera versión del documento que llega al Congreso y no habla una sola palabra de desaparecidos, .verdad, justicia e impunidad. Y lo que queda al final es un documento sensato, razonable y defendible. Y esa transformación la empezamos nosotros. Después nos apoyó el 26, más tarde el Partido Comunista, y en determinado momento, Margarita Percovich, por quien tengo una alta valoración, dijo: "No claro, no puede no estar el tema de verdad y justicia".
    Y se plegó la Vertiente y ya estuvo. Porque contra todos estos grupos es muy difícil discutir en un congreso. Se podrá discutir en una reunión de cabezas de lista, donde nadie sabe después qué se votó, pero no ante tres mil personas. Y eso pasó en muchos temas. En salud, todo lo que tiene que ver con la democratización de la sociedad y el Estado. Eso lo propusimos nosotros, porque lo que venía era un planteo más bien de tipo economicista. Y eso quiere decir abordar el problema de la Doctrina de la Seguridad Nacional, asentar los procesos de transparencia y participación, tratar de eliminar los elementos residuales del Estado autoritario que todavía perviven en los ministerios, en los entes autónomos, en los organismos de enseñanza; esas autoridades intermedias que hicieron carrera y quedaron ahí como inmovilizadas, pero que tienen en sus manos palancas importantes de decisión, los medios de comunicación. En todo esto interactuamos. Nos encontramos con que hay zonas de afinidad. Y llegado el momento -nosotros como PVP teníamos una representación mínima en el Congreso, creo que había cuarenta compañeros- la votación salió ochocientos a quinientos. Quiere decir que hay un tipo de planteo que recoge una tendencia que existe, y que cuando los delegados oyen las argumentaciones y son temas que no vienen mandatados por sus partidos, toman posición. Entonces, en el Frente tenemos un campo de incidencia, porque entre otras cosas, participamos de una manera franca y fraterna de los debates. Vamos a fondo en el debate pero si no hay acuerdo lo aceptamos, y si algo que nosotros propusimos no se acepta, no rompemos la baraja. Partimos de la base que ese es el pensamiento de la mayoría y lo respetamos.

    Llamó la atención el otro día el voto en contra al ingreso del Nuevo Espacio y la Alianza Progresista.
    Fue un accidente. En realidad lo que nuestro delegado planteó fue desglosar un punto, porque queríamos votar el ingreso, pero no nos parecía bien que se empaquetara, se postergaran las elecciones más de un año y no se formara ahora un organismo democrático y pluralista que empezara a atender la conducción del Frente; no los cabezas de lista u otra instancia no prevista orgánicamente. Carlos Coitiño lo dijo pero no quedo claro. Y lo que tendría que haber hecho y no pudo por la velocidad de la reunión, era que después de no votar y dejar constancia que estaba contra un artículo y no el resto, era hacer un pedido de rectificación y votar.

    ¿Cómo ves en estos nueve meses los grandes lineamientos del Gobierno?
    Creo que el Frente desde el momento que accedió al Gobierno generó un cambio profundo en el país. La circunstancia de que los "cotos de caza" de la administración, los espacios de conocimiento reservados y en secreto que dominaban las oligarquías de los partidos tradicionales, se haya abierto para gente que no responde a los intereses de las camarillas mañosas o burocráticas, o los lobbys económicos que dominaron el país en buena parte del siglo XX, ya solo establece un cambio sustancial. En segundo lugar, es evidente que la entonación, la preocupación del Gobierno, en todo aquello en que la política económica da margen, es popular o de redistribución. Y en ese sentido es indudable que hay una preocupación por los excluidos, por los presos, por los despojados del derecho humano a la salud. En ese sentido, si no se ven más logros del Gobierno, es porque hay una falla, una cierta incapacidad de comunicarlo, que a su vez tiene relación con otros aspectos que son carencias de la conducción nacional del Frente y del Gobierno. Hay dos elementos claves que operan negativamente. Primero la forma y el contenido de los acuerdos económicos con el Fondo, que generaron una política de conjunto -me rehúso a emplear la palabra macro-, global, que no habilita rápidamente ni a la redistribución, ni a la generación de políticas de empleo, ni al fortalecimiento del mercado interno ni a un mejoramiento de los servicios sociales.

    ¿Pensás que era viable hacer eso?
    Es muy difícil poder hacer pronósticos. Pero no tenemos ninguna constancia de que hubiera habido una pulseada, un forcejeo, una negociación explicita-da. Se nos entregó un paquete y se dijo: "Esto es lo que hay". Creo que es inconveniente y en gran medida inaceptable, en términos de una organización madura, que sobre esto tiene opinión, que tiene una larga trayectoria de denuncia de los efectos de las políticas del neo-liberalismo sobre la sociedad. Si se nos explica y se nos demuestra que no hay otro camino se podrá examinar. Eso en cuanto al aspecto formal; en cuanto a los contenidos, creo que la prioridad asignada al pago de la deuda coloca a la gestión económica del Estado al buen cumplimiento de nuestra condición de deudores. Pero en el Congreso habíamos dicho que atenderíamos primero la deuda social. Y creo que contrabalanceando, no hay proporción entre lo asignado al pago de la deuda social, llámese PANES o inversión para aumentar el empleo o redistribución.
    Tampoco en la propuesta de Reforma Tributaria aparece con claridad un objetivo de redistribución del ingreso. No va por Presupuesto, no va por Reforma Tributaria; ahí tenemos un debe muy grande.

    Da la impresión en que la omnipotencia del equipo económico está empezando a ser controlada por el resto, algo parecido a lo que paso con el Mides.
    Los errores en materia de política económica o política internacional, como por ejemplo el envío de tropas a Haití o la firma del Tratado con EE.UU. se potencian, en la medida en que ha habido una desatención en el funcionamiento de los organismos democráticos del Frente Amplio. Están los compromisos asumidos antes del Congreso, en aquel documento tan largo, que se discutió durante meses y en el que todo el mundo metió un poco la mano y redactó algún pedazo, que fijaba las relaciones entre Gobierno, Frente Amplio y sociedad, y que fue un buen documento, pero hoy es progreso manuscrito. Deja un retrogusto amargo el hecho que se haya dedicado tanto tiempo a la elaboración de un documento que cayó en el más absoluto de los olvidos. Y que en su lugar, haya demora en la convocatoria a los Plenarios Nacionales, la Mesa Política se convierta en un espacio en donde no hay procesos de elaboración, de discusión. En general tiende a prevalecer una especie de pragmatismo o ejecutivismo que me parece que es inconveniente para una fuerza de las características del Frente Amplio, y para una sociedad como la uruguaya, donde el hecho de que el cambio esté a la orden del día, pude operar como una convocatoria a la participación, con interés por seguir el acontecer político. Y creo que se está desalentando eso.

    No hay lugar para que la gente participe.
    No hay lugar. Y a los lugares que había no se les da el oxígeno o la jerarquía suficiente. Porque la jerarquía de los comités de base, de las coordinadoras y departamentales, nace del hecho de que tengan posibilidad de estar informados y participar en las decisiones, que su punto de vista sea tomado en cuenta. Por supuesto que nadie pretende que los aspectos técnicos de una reforma tributaria sean discutidos en un comité de base. No se trata de eso. Pero toda ley compleja, y más en este terreno de recaudación, o el propio Presupuesto, se puede resumir en cuatro o cinco grandes criterios. Por ejemplo: ¿se pone el acento en la inversión en vistas al país productivo? ¿Sí o no? No. ¿Se jerarquiza la recuperación salarial y se fortalece el mercado interno? No.

    ¿El Tratado de Inversión?
    El Tratado de Inversiones tiene un abordaje técnico, que es complejo y hay que leerlo con cuidado, porque son muchas consideraciones, que además hay que ilustrar a partir de otros ejemplos, pero todo se puede resumir. Y las discusiones ayudan a resumir. Porque cuando empieza el intercambio de argumentos, en un sentido o en otro, esos documentos van decantando, y al final siempre terminan en una discusión a la que puede acceder cualquiera que se preocupe por leer un cierto número de páginas. Por eso creo que en estos meses nos hemos perdido la oportunidad de gestar un factor de apoyo al Gobierno, de extensión de su influencia intelectual y moral. Se habla de conquistar la hegemonía, figura en los documentos del Partido Socialista, y en la prosa de algunos dirigentes, en los discursos. No hay forma de gestar la hegemonía sino es a través de una intensa vida democrática de contraposición de opiniones. La hegemonía se logra sobre la base de que unas opiniones prevalezcan al ser cotejadas con otras. Y eso a través de un mecanismo de discusión, que puede ser trabajoso, pero también es sumamente educador, constructor de conciencia militante, democrática y participativa.

    Y es de largo plazo.
    Es una inversión a largo plazo. Yo me pregunto: frente a una situación de hostigamiento externo, o de saboteo, de manejos del oligopolio mediático -que sigue tan campante- para obstaculizar las medidas del Gobierno, o para buscarle un flanco y empezar a golpear ahí, hasta convertirlo efectivamente en una herida que lo machuque, ¿precisamos o no tener en cada barrio, en cada lugar de trabajo, en cada localidad del interior, núcleos de frenteamplistas discutiendo? Creo que eso es una polea fundamental; lo que nos hizo durar, soportar la dictadura, y es lo que permitiría que el Gobierno superara escollos que se le pretendieran imponer desde el poder económico, el poder mediático, o eventualmente el poder militar.

    Decís que el poder mediático sigue tan campante. ¿Lo ves actuando para torpedear al Gobierno?
    Sí, y hasta ahora no lo han logrado. Los episodios de agosto del 2002, cuando se habló de las hordas que bajaban del Cerro, mostraron cómo ellos pueden montar algo en cuestión de horas. Probablemente ahora un intento no tenga esas características, pero hay algo que se insinúa en las campañas contra José Díaz, que tienen algo de orquestado, porque viene la interpelación y no aparece lo que dice el interpelado. Y son argumentos sólidos, que incorporan un montón de información que no se le transmite a la población, en un tema en que la preocupación de la gente por la seguridad pública, se supone que es el desencadenante de la interpelación. Sin embargo es ignorado cuando se describe la disposición del Gobierno. Ninguno de los grandes medios transmite la opinión del Gobierno o el Ministro. Entonces, hay un montón de cosas que se están haciendo, de las cuales la gente no tiene conciencia. Se sigue manejando todo con ideas que sirven para manipular, ideas entroncadas muchas veces en un reflejo puramente de venganza, o autoritario. Y no hay una opción que permita que la gente tenga otro horizonte, aunque nunca como ahora se ha aplicado tanta energía para encarar el tema de la seguridad pública con un sentido social y humanitario. Ahora, para dar esas batallas, ¿precisamos o no precisamos tener en cada barrio, en cada lugar de trabajo, localidad del interior, núcleos de frenteamplistas trabajando? Es una polea fundamental. Eso es lo que nos hizo soportar la dictadura y es lo que permitiría que el gobierno superara escollos que desde el poder económico, mediático y militar se le pretende imponer.

    Hay algo que no funciona si la comunicación se sigue manejando en esos términos...
    Yo diría que en el país existen posibilidades de construir otra comunicación, deslastrando de todos los defectos que tienen las voces del Estado; tenes las radios del Sodre, el Canal 5 y TV Ciudad, que no están cumpliendo un papel adecuado a los tiempos y desafíos de hoy. Hay que legislar, autorizar y estimular la comunicación alternativa, abaratar costos, facilitar la legalización de las radios comunitarias. Son elementos complementarios. Hay que redistribuir las ondas, los grandes medios, los canales. Hacer licitaciones para todos los canales y que gane "el más mejor". Y que no sean una fuente de recaudación, sino que los que se hagan cargo de eso, lo hagan a partir de una calificación de brindar una información con contenido nacional, democrático, abierto, pluralista. Creo que es uno de los retrasos más importantes que tiene el Gobierno. No sé cuáles sean las raíces de ello; habría que indagar un poco más, pero se puede constatar que estamos por debajo de las necesidades de gestar una comunicación que de cuenta de toda la riqueza del momento, de todo lo que se está haciendo, de todas las necesidades que hay. Yo a veces me pongo a discutir con un compañero del Gobierno y me dice: "Sí, pero tenemos este problema de miles de niños en barrios enteros con parasitosis". Y bueno, nosotros precisamos tener ese tipo de conocimiento, para poder explicar por qué mañana vamos a tener que poner otro impuesto a la gente para financiar un seguro de salud. Hay que hacer una denuncia fuerte hoy, y no se ha denunciado con suficiente fuerza, ni se han llevado a cabo con la necesaria energía las auditorías que nos comprometimos a hacer. Faltan auditorías y la exhibición pública de los delitos cometidos contra el patrimonio público. Eso hace a un estilo y se ha decidido no participar de él, se opta por el estilo de la concordia universal, de la armonía nacional, de la eliminación del conflicto. El PVP y yo, creemos que el progreso solo nace del conflicto, de la confrontación, que es de esperar que sea dialéctica y pacífica. Solo por esa vía hay progreso en el pensamiento, en las leyes y en la sociedad, y no por la armonía, que siempre es una hipocresía social. ¿Cómo es posible armonizar con quienes están ligados al interés especulativo, a las mafias? Este país vive atormentado por el problema de la deuda, no puede respirar por él. Ahora, ¿cuánto dinero salió este año, bajo gobierno frenteamplista, para colocarse en el extranjero? ¿Cuánto del dinero recaudado en un país que empezó a recuperarse? Hay gente que calcula que es equivalente a la deuda externa. Ahora, ¿no tenemos que colocar como objetivo básico y primordial de nuestro proyecto económico la jerarquizaron de una instancia nacional de ahorro e inversión productiva con este capital nacional que está fugando? Yo creo que es fundamental. ¿Cómo hay que hacerlo? Creo que básicamente por la persuasión; hasta por el interés diría. Pero hay que retener la plusvalía uruguaya que se está yendo hacia el ciclo de capital especulativo que anda dando vueltas por el mundo.

    Bueno, pero si hablamos de ponerle impuesto a la renta a esos capitales, difícilmente los traigamos.
    Con los bonos se está pagando el ocho y hasta un nueve por ciento. Creo que existen experiencias en otros países. La CORFO (Corporación de Fomento de Chile) básicamente ha funcionado con el excedente capitalista. Creo que para eso habría que tener políticas. Y si no hay políticas tener denuncias. Porque esos mismos que evaden, que fugan, que sustraen grandes volúmenes de riqueza al trabajo uruguayo, después se golpean el pecho hablando de la patria. En ese sentido creo en la explicitación del conflicto, su racionalización y convertirlo en programa de acción de los interesados en el proyecto de país productivo con trabajo digno y bien pago. ¿Qué es lo que ocurre? Es obvio, quien desde la izquierda, y cuanto más a la izquierda está, aparece como un sembrador de cordialidad, de conciliación, tiene medios que lo acogen, es bien recibido. Si vos sacaste cien mil tipos y los arrojaste a la periferia; lo que querés es un encantador de serpientes. Querés un individuo que diga, "bueno, en fin, la cosa se va a ir resolviendo, todo, acá lo que importa es..."
    Y no querés a nadie que excite la indignación ante la injusticia social; a ese no le das tribuna, ni lo querés tener en la mesa política; y si lo pudieras enmudecer, lo harías gustoso.

    Y con esa gente que fue arrojada a la periferia se da algo especial. El reclamo del derecho a cobrar el Plan de Emergencia marca como un despertar a la exigencia. Gente que antes no exigía ahora descubre que hay cosas que le corresponden.
    Sí, y ese es el único camino, la conciencia. Recuerdo la prédica que hubo contra la explosión de las demandas. La explosión de las demandas es un pensamiento reaccionario. Es indigno de un frentista. Cuando dicen, empiezan a temer la explosión de las demandas, ¿cómo van a temer eso? Las demandas se regulan con la ley. Legaliza los sindicatos, dale facultades al cooperativismo, a las asociaciones barriales, porque además lo que querés es que la persona se incorpore y que ese sea un proyecto de vida, que llegue a la conclusión que vale la pena sacar al hijo de la droga y que termine la escuela o que la hija no se le vaya a patinar, etc. Ese proceso de inclusión es complejo pero es el único transitable desde el punto de vista de la decencia humana. Requiere inevitablemente el crecimiento de las oportunidades de trabajo, la inversión en vista a la creación de empleo. Yo no me inclino ante ciertos fetiches, el proteccionismo o cierta cuota de inflación. La inflación en América Latina ha sido un instrumento del gobierno que en ocasiones ha permitido el desarrollo. Cierta cuota de inflación controlada le da al gobierno un manejo del crédito que le permite moverse, porque de lo contrario vive asfixiado con las cuentas y nunca puede aplicar una política de expansión que reactive, como la emplearon muchos gobiernos capitalistas en el ciclo de la gran crisis del 29.

    Hoy parece que las voces discordantes molestan y que los espacios de participación quedan para otra oportunidad.
    La confrontación de ideas no puede ser sustituida por nada, y no podemos oponer la necesidad de la gestión a la existencia de espacios de elaboración y discusión político-ideológica, porque es una falsa contradicción. Por ejemplo, una reforma del Estado, una movilización de esa mano muerta que tiene el Estado que es la burocracia pasiva, -no la de los saboteadores, que habrá que resolverla con mecanismos disciplinarios, aplicación del estatuto, sumarios, etc.- la de la inercia, la siesta burocrática. ¿Cómo salimos de eso? Y yo creo que con una cosa muy parecida a una revolución cultural. ¿Y desde dónde se impulsa una revolución cultural? Este gobierno tiene palancas como", para contribuir, pero tiene que surgir desde la sociedad, tiene que surgir una nueva relación con el mundo del arte y la cultura, y tiene que surgir con la fuente principal de cultura que es la acción política. En un país como este, que no le pesa la cosa religiosa, el gran estímulo es la discusión política. Vos en los mejores momentos del Uruguay veías al tipo en la pobreza, haciendo la garrapiñada, prendido oyendo a José Germán Araujo. En los grandes momentos de la democracia uruguaya vos ves que hay un millón o un millón y medio de personas prendidas de la radio a ver qué se dice en el Parlamento. Qué dicen muchas veces cuatro ineptos que discuten en el Parlamento. Pero es la polis, es el sentimiento de que ahí está representado el pueblo y que eso merece conocerse y oírse, porque eso a su vez estimula el diálogo y la participación. Me parece que en esa línea también estamos atrasados.

    ¿Quién se robó la mística?
    Por un lado el pragmatismo; por otro cierto elemento residual de miedo que quedó instalado en la sociedad. Todo proceso de cambio es vivido por alguna gente como el miedo a que las cosas se salgan de cauce, que se desaten energías sociales perturbadoras e incontrolables, el problema de la gobernabilidad. Bueno, creo que en un país con la tradición que tiene Uruguay, y con una fuerza política como el Frente, ese riesgo no existe. Nosotros no vamos a estar expuestos a una situación como la que vivió la Argentina, porque tenemos otra tradición de organización, de unidad y de lidiar con los problemas. Los argentinos han tenido una tradición muy fuerte de choque gangsteril entre fracciones sindicales, porque no están organizados democráticamente, porque hubo una burocracia sindical que copó todo. Y por eso buena parte de los desaparecidos son sindicalistas, porque se dirimió por la violencia lo que en Uruguay se resolvía en congresos. Y lo mismo se podría decir en el plano político. Nosotros tenemos un frente, en el que hemos demostrado que podemos interactuar gente de distintas procedencias sin resolver los problemas de forma patoteril.

    Hay cultura de la disidencia en la izquierda.
    Sí, exactamente. Vos ves la situación de otros países de América Latina, donde la vitalidad del pueblo se expresa por organizaciones que corren por fuera del Estado y fuera de los partidos. Cómo aparecen protagonistas sociales, como el Movimiento sin Tierra, que para mí es ejemplar porque es rico, poderoso, serio, arraigado, respetado.

    El movimiento piquetero.
    El movimiento piquetero es más ambiguo, tiene mucha di-versificación; no tiene el grado de organización y desarrollo del MST, y también tiene un poco esa tendencia cismática de los argentinos de fragmentase. Pero también el movimiento piquetero. Y el Pachakutec en Ecuador, los movimientos indígenas en Bolivia. Nosotros en cambio, siguiendo una vieja tradición uruguaya, con una presencia muy abarcadura del Estado, fuimos subsumiendo en la acción política a todas las formas de acción y hemos transformado la sangre que irrigaba al sindicalismo y FUCVAM y al movimiento estudiantil en un órgano de acción política. Ahora, creo que un riesgo es que si ese órgano de acción política tiende a esclerosarse, la esclerosis abarca a todo el cuerpo social nacional; no solo al partido político. Porque tiene efectos sobre el conjunto de la vida social porque toda la vida se expresa en términos de representación política. Y en ese sentido creo que los efectos de la anemia frentista son peligrosos sobre el conjunto de la capacidad social de respuesta ante los desafíos de este periodo.

    Brevemente, ¿cómo reformamos al Frente?
    Lo primero es que hay que terminar con cualquier aprehensión a los riesgos de división. Creo que no hay más riesgos que cuando no se discute, no se contraponen opiniones, Hay que hacer funcionar los organismos; los plenarios se deben reunir cada dos meses. Cuando existe una determinada problemática que implica posiciones de fondo, hay que generar instancias como congresos o mesas políticas. Reivindico plenamente la cuestión asambleística y me parece que la explicitación de la política es fundamental; la política no puede manejarse por señas, por miradas; no puede tener que ser decodificada. Deploro eso de las señales políticas. Las señales políticas no son de recibo; de recibo son los argumentos políticos, los discursos los editoriales, las declaraciones. Las señales: ¿lo saludo o no lo saludo?, ¿fue o no fue?, ¿lo abrazó o no lo abrazó?; eso es un retroceso en la democracia uruguaya y de la izquierda. Y a la vez la falta de explicitación, coloca todo en los umbrales de un estado de inhibición y falta de iniciativa que no se corresponde con lo titánico de las tareas. Muchas veces sentís que los jerarcas, los compañeros, tienen miedo de opinar para no desentonar y por ello recibir un castigo del cielo.
    Tomado de Voces del Frente, 14/12/2006.





2).- 06.12.06. Importante Seminario Internacional. Editorial La República.

A ningún observador de la situación nacional y regional se le escapa la delicadeza del momento que vive el país en materia de inserción internacional. El agravamiento del conflicto con Argentina parece por momentos ensombrecer las posibilidades de avanzar en la línea históricamente definida por el partido de gobierno en el sentido de poner el acento en el fortalecimiento de la integración regional en el MERCOSUR. Tal como lo ha expresado el presidente, nuestro gobierno se ha definido POR MÁS Y MEJOR MERCOSUR.

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    El tema viene a la mesa de trabajo en función de una interesante iniciativa adoptada por la Embajada de Brasil en nuestro país que se coloca, justamente, en el centro de las preocupaciones que genera nuestra inserción en el campo de las relaciones políticas y económicas internacionales.
    Efectivamente, de acuerdo a la comunicación librada por los organizadores, el próximo jueves y viernes tendrá lugar en el Edificio del MERCOSUR el Seminario “MERCOSUR: desarrollo, innovación y competitividad”. De acuerdo a la documentación cursada, el objetivo del mismo es promover las bases para el fortalecimiento de las economías del MERCOSUR y de las sociedades de los países de la región, especialmente desde el punto de vista del interés de los socios menores, Uruguay y Paraguay.
    El seminario se fundamenta en un conocido diagnóstico, a saber, la dificultad que el proceso de integración viene enfrentando en varios terrenos, incluyendo el de un muy modesto progreso en términos económico-comerciales, al menos desde las crisis que afectaron sucesivamente a Brasil y Uruguay a fines de la década del noventa. A los conocidos obstáculos inherentes a la integración plena, se suman objeciones de Paraguay y Uruguay con el tratamiento que varios de sus productos estarían recibiendo y la pequeña expresión relativa de las inversiones de los socios mayores del bloque en sus economías. Hay consenso, por otro lado, de que la inserción internacional de los países del bloque y sus perspectivas de desarrollo (comprendido como crecimiento económico con equidad social) dependen vigorosamente del éxito y del perfeccionamiento gradual de un proceso de integración.
    Tal evaluación llevó a la Embajada de Brasil a promover este proceso de reflexión, que se propone identificar las trabas estructurales y coyunturales que vienen dificultando el fortalecimiento de la convergencia y de la integración (la cuestión del acceso de los productos uruguayos al mercado brasileño, por ejemplo), así como enfatizar la presentación de alternativas para la profundización y la interdependencia económica y social entre los países de la región (la integración energética y la formación de cadenas productivas, por ejemplo).
    Con estos fines, la Embajada de Brasil está coordinando con distintas entidades y programas académicos la realización de dos seminarios, el primero en el área económica y uno de carácter eminentemente político, a realizarse en el primer semestre de 2007.
    La realización de ambos seminarios deberá suscitar discusión, a desdoblarse por los meses subsecuentes, involucrando investigadores de los países del MERCOSUR, representantes de Gobierno y de la sociedad civil, sobre todo del empresariado. Ese proceso, basado en padrones académicos rigurosos, tendría formato análogo al de una “task force”, con conclusiones y sugerencias dirigidas a los respectivos Gobiernos, a la Secretaría Pro Tempore del MERCOSUR, a la Comisión de Representantes Permanentes y a los sectores empresariales interesados en actuar en la modalidad de asociaciones público-privadas para la implementación de proyectos-piloto de integración industrial, inversiones extra-regionales, formación de cadenas productivas o consolidación de las existentes, entre otros.
    La trascendencia nacional del evento es indudable. Nada de lo que transcurra en el MERCOSUR nos puede ser ajeno. Y menos si de lo que se trata es de examinar formas de fortalecimiento de una integración regional imprescindible para un país frontera como el nuestro.





3).- 04.12.06. Por nuevos avances en verdad y justicia. Contratapa La República

Escribe Hugo Cores

La semana pasada se conocieron expresiones de algunos dirigentes políticos polemizando con la iniciativa de anular la Ley de Caducidad.

1- Entre todas ellas merecen destacarse las que proceden de compañeros del Frente Amplio o de quienes, en 1986 votaron en contra de ley. Por otro lado, se publicaron declaraciones de senadores blancos que amenazan, en caso de que esa ley se anulara, con la eliminación de la ley de amnistía que permitió la salida de presos políticos y el reintegro de muchos destituidos por la dictadura. Es obvio que estos gestos no pueden ser tomados en serio. Son una forma irresponsable de encarar el problema. Y también un alarde: tal o cual grupo de la oposición no está en condiciones de anular nada. Ni siquiera si se pusieran todos de acuerdo. El Frente Amplio sí tiene las mayorías para hacerlo, de ahí la importancia de cotejar argumentos.

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    En su primera línea, el llamamiento formulado por la Comisión por la declaración de nulidad de la ley de caducidad, se dice que “La ley de caducidad fue aprobada bajo amenaza militar contra los más elementales principios éticos y jurídicos de la República”


    2- En un reportaje publicado en La República, el senador frenteamplista José Korzeniak dice que no comparte esa apreciación: “Ahora bien, yo no dudo de que haya habido legisladores que en su fuero íntimo dijeron "a mí no me gusta esto pero lo voto porque si no va a haber un golpe de Estado". Pero no me atrevo a involucrar a todos los que votaron la Ley de Caducidad. Yo le voy a reprochar, sí, a Wilson Ferreira que votó y hasta impulsó esa ley, pero no voy a decir que votó asustado por presiones de los militares. (…) Fueron otras las razones. Hubo razones políticas, hubo un acuerdo de muchos blancos y colorados, por el cual se dijo ‘vamos a salir del asunto de esta manera’. Algunos lo habrán hecho porque tenían miedo, aunque no estoy muy seguro. Los discursos, cuando el golpe de Estado (de 1973), mostraron mucha valentía y hubo unos cuantos blancos y colorados que sufrieron consecuencias duras. Puede ser que alguno dijera ‘yo no tengo miedo por mí, pero lo tengo por el país’. Pero”, agrega J.Korzeniak. “vamos a aclarar: ese tipo de situaciones ha ocurrido en una cantidad de leyes” citando luego el caso de un senador colorado que en un asunto de refinanciación de deudas votó presionado por un grupo de granjeros de Canelones.

    3- Por su parte, el ex senador del P. Nacional, Juan Martín Posadas, que votó contra la ley de 1986, sostiene algo similar: “Yo estaba en sala – escribe en Brecha- cuando se discutía la ley, no la voté, viví la enorme tensión que reinaba en el Senado, pero discrepo con la calificación de la presión que invoca (el Dr. Óscar) Sarlo. Ningún senador sintió, ni podía sentir, que en ese momento corría algún riesgo personal si votaba a favor o en contra. La presión que invalida un acto que debe ser libre es aquella que se constituye en amenaza (o recompensa) personal vinculada al acto (o a la abstención). Si la presión era –y efectivamente era – para evitar que le sucediera algo malo a la República (que algunos legisladores ubicaban en un sentido y otros en el otro) ninguna merma de libertad afectó el acto y no hay causal de nulidad”

    4- Con sus apreciaciones, Korzeniak y Posadas no hacen más que confirmar que las presiones militares existieron. Todo sabemos hasta que punto eso fue así, en el momento de la aprobación de la ley en 1986, sobre el Parlamento y sobre el conjunto de la sociedad. Y cómo esas presiones se ejercieron durante el trabajoso período de recolección de las firmas y, luego, en las vísperas del referéndum, en abril de 1989. Cómo para intimidar se usó los levantamientos Carapintadas en la Argentina.

    Visto desde las definiciones del Frente Amplio en el 2003, la cuestión no debiera limitarnos a describir las conductas individuales de algunos de los legisladores que votaron la ley de impunidad. Más bien, asumir el punto de vista de la las instituciones y de la sociedad en su conjunto para denunciar la existencia de formas explícitas de amenazas sobre las libertades públicas y sobre las instituciones democráticas, empezando por el Parlamento y siguiendo por el Poder Judicial.

    5- Las referencias por parte del Poder Ejecutivo de la época a la “intranquilidad en los cuarteles” si la justicia actuaba se hicieron constantes. Juzgar a Gavazzo y al grupo que operó en Orletti era poner en riesgo la paz, reabrir heridas, generar un clima de inseguridad institucional que los medios de comunicación se encargaron de repetir una y otra vez.

    La existencia de esa presión está documentada en la prensa tanto gubernista como opositora de entonces. Y también en las crónicas de periodistas extranjeros, como Cambio 16 de Madrid, o Miami Herald de los EE.UU.

    6- Pero la cosa no terminó ahí. La amenaza militar se prolongó luego, en plena democracia, bajo el gobierno de Luis Alberto Lacalle (1990-1995), cuando se discutió en el Senado el informe lapidario realizado por una abogada del Ministerio de Relaciones Exteriores que probaba la participación de Juan Carlos Blanco y otros jerarcas de esa cartera en el secuestro y desaparición de Elena Quinteros, en junio de 1976.

    Al ex canciller no se lo podía juzgar. También él era un intocable. Por eso los senadores blancos y colorados no votaron el pasaje a la justicia del documentado informe. Y a Blanco no se lo podía juzgar porque permitir la intervención de los magistrados en el tratamiento de los casos del pasado era reabrir heridas y eso provocaría “malestar en los cuarteles”.

    7- Y siguió invocándose la presión de los militares luego, en junio de 1993, cuando estalló públicamente el escándalo del secuestro de Eugenio Berríos y la participación visible, inocultable, de oficiales uruguayos en el episodio.
    En aquella oportunidad ya no se trataba de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Era un delito de aquella actualidad, que confirmaba la existencia en 1993 de un acuerdo entre Pinochet y los servicios de inteligencia militar uruguayos que las Fuerzas Armadas con el respaldo de los dirigentes blancos y colorados negaban.

    En aquel entonces, en oportunidad del tratamiento parlamentario del secuestro de Berríos, el vicepresidente de la república, Gonzalo Aguirre, adujo, en relación a los oficiales (Casella, Radaelli) implicados en el secuestro de Berríos, los mismos argumentos que se habían empleado antes, en 1986, para cerrarle el paso a los magistrados para juzgar a Gavazzo y Silveira y demás oficiales que operaron en la Argentina.

    8- Ahora bien, en la actualidad el asunto ha adquirido otras ramificaciones. Ya no se trata de situarse exclusivamente frente a la amenaza militar de antaño. Y no basta con afirmar, con razón, que capitular ante la presión militar ha inferido un daño grave a las instituciones.

    Los hechos actuales han vuelto paradójica la invocación política de los riesgos de un golpe militar ante la acción de la justicia en los juicios contra los violadores de los derechos humanos.

    Porque lo nuevo, la visible mejoría en la situación de la justicia en nuestro país es que, contrariamente a los pronósticos de los amplificadores civiles de la amenaza militar, hoy Gavazzo, Silveira, Arab y otros militares están presos por las mismas causas o similares a las que tenían pendientes en 1985.

    En estos 20 años muchas cosas han cambiado. En Uruguay y en el mundo. Algunos de los intocables están presos y el mundo sigue andando. Como están presos en Chile los militares uruguayos que colaboraron con Pinochet. Como está preso Bordaberry y Blanco.

    Y si la actitud del gobierno y de buena parte del Frente Amplio no apunta por ahora a la anulación de la ley de caducidad no puede menos que reconocerse que, habilitando la intervención de la justicia, se contribuyó sustantivamente en la creación de un nuevo clima en el tratamiento de estos temas. La anulación de la ley es el corolario lógico de la existencia de una realidad nueva.

    Una realidad en la que no hay lugar para las amenazas ni tienen nada que hacer los sembradores de miedo, los políticos conservadores que, como expresaba el General Victor Licandro, son coautores y también, en parte, beneficiarios de la ley de impunidad.





4).- 03/12/06. Cumbre de Presidentes y de Organizaciones Sociales en Cochabamba
EDITORIAL
La República


En el curso de la próxima semana, entre el miércoles 6 y el sábado 9 de los corrientes tendrá lugar en Cochabamba (Bolivia) la Segunda Cumbre Sudamericana de Presidentes y la Cumbre Social de las Américas. Las autoridades bolivianas han considerado que entre los dos eventos se reunirán alrededor de unas quince mil personas.

Tanto la reunión de los presidentes como la de las organizaciones sociales, que preparan su participación en el evento, constituyen hechos de una enorme significación. A la vez, la circunstancia efectiva de una reunión del más alto nivel político-institucional precedida y acompaña por una instancia promovida por organizaciones sociales da una muestra inequívoca del original y acelerado proceso de cambios que está teniendo lugar en nuestro subcontinente sudamericano.

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    No se trata solamente de cambios políticos, de la rotación de los partidos en el poder, la celebración de elecciones con netas victorias progresistas. Se trata de eso más el portentoso despertar de movimientos sociales cada vez más extendidos, más experimentados y con más iniciativas.

    En ninguna otra región del mundo las instituciones democráticas tradicionales conjugan su accionar con organizaciones sociales. Importa señalarlo, la confluencia de ambas instancias está programada y marca el reconocimiento que desde las cimas del Poder Político, legitimado por el apoyo electoral, se establece con las organizaciones populares representativas de los intereses de los trabajadores, los campesinos, los movimientos de mujeres, ambientalistas, movimientos de defensa de la soberanía y demás.

    La idea de una Comunidad Sudamericana se lanzó en 2004, con el propósito de promover la integración entre los doce países de la región. En el encuentro presidencial de Cusco (Perú), celebrado en diciembre de 2004, se redefinió la iniciativa apuntando al propósito de crear una “Comunidad Sudamericana de Naciones” (…)

    A pesar de la generalidad en los acuerdos, la cita presidencial en Cusco tuvo importantes efectos en la opinión pública y en el marco de discusión de los procesos de integración continentales. Se convirtió en un nuevo “punto de partida” de la vinculación dentro de América del Sur. (…) “El problema del programa de la Comunidad Sudamericana de Naciones es su énfasis en el comercio y en la infraestructura, sin incorporar otros aspectos del desarrollo. Estos vacíos han quedado aún más evidencia al ser señalados por la carta abierta enviada por el presidente Evo Morales, de Bolivia, como una propuesta de trabajo frente a la próxima reunión en Cochabamba. Entre otros temas, Morales advierte que los planes en carreteras y puentes no pueden ser meras vías de paso para las exportaciones, sino que deben generar desarrollo local y regional. Además reclama otros compromisos sociales y ambientales”. Y concluye en analista citado: “La próxima cumbre presidencial enfrenta de esta manera el desafío de poder superar los viejos énfasis comerciales, y pasar a incorporar una visión más amplia del desarrollo, no sólo como una tarea que cubre otros aspectos, como los culturales, sociales y ambientales, sino también como un esfuerzo que debe hacerse entre varias naciones”.



    En este contexto la confluencia de las organizaciones sociales con la Cumbre de Presidentes es un hecho de gran significación.

    Se trata de un intento fundado y valeroso de trazar líneas de relación e intercambio entre las realizaciones del espacio político del Estado con los representantes de las influyentes organizaciones sociales que florecen y piden la palabra en toda América Latina, en una muy singular “hora de los pueblos”.





5).- 01/12/06. Tato López: las memorias de un deportista reflexivo. EDITORIAL
La República.

El reportaje a Tato López, publicado en la edición del miércoles de La República, constituye un testimonio de valor indudable. El prestigioso deportista refleja una mirada llena de interés sobre las realidades del Uruguay y del mundo que lo rodeaba en sus años juveniles. La lectura de sus vivencias adquiere interés porque Tato López conjuga la mirada del deportista y del viajero con la inteligencia del observador culto y analítico.

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    De entre todos los elementos que se expresan en la nota periodística sobresalen las referencias que el deportista realiza a las peripecias que rodearon al asesinato en París del oficial del Ejército uruguayo Ramón Trabal, de quien López posee referencias directas de tipo familiar que circunstancian su testimonio: “Ramón era aquel tío, que a todos los primos nos impactaba por su uniforme. Era un tipo muy cariñoso, muy afectivo, un hombre que se hizo querer. Cuando él pasa a ser el jefe de Inteligencia Militar, empieza a ocupar un rol fundamental en el desarrollo del país. Recuerdo que en el mundo de los mayores se hablaba constantemente de lo de Ramón, siempre con ese cariño familiar que perdura hasta el día de hoy”.

    Preguntado por el entrevistador, Raúl Legnani, Tato López agrega un dato, procedente del ámbito familiar, de enorme trascendencia:
    R.L. Leí, hace pocos días, que usted fue a esperar el cuerpo de Trabal en el Aeropuerto de Carrasco. ¿Qué recuerda?
    T.L. Para nosotros era muy raro, muy confuso, sobre todo para los primos menores. Lo que pasaba era que siempre habíamos mamado que los responsables de su muerte, eran los mismos que lo estaban trayendo al país. Era algo muy particular. Fue algo muy anunciado por los cuentos familiares y los comentarios de los mayores que decían que Ramón Trabal, ya cuando se iba París, se despedía de la vida.
    Al irse a París ¿corría peligro su vida?
    Exacto. Eso es lo que decían en mi casa. Siempre se ha eliminado gente que se considera peligrosa para el funcionamiento de un imperio. Eso fue lo que pasó con Ramón, una persona considerada peligrosa, integrante de una lista de personas a eliminar.
    Finalmente preguntado acerca de si cree que fue la guerrilla uruguaya la que terminó truncando con la vida del Coronel Ramón Trabal, Tato López contesta resueltamente:
    -No, de ninguna manera. Eso lo saben los militares y la guerrilla. La guerrilla no mató a Ramón. Yo creo que todo el mundo está claro en esto y sabe lo que sucedió”.
    No es la primera vez que se realizan afirmaciones apuntadas en el mismo sentido que López. Cabe recordar que el asesinato de Trabal en Francia fue seguido de una acción de punitiva brutal que aún permanece sin castigo y sin que se conozca la verdad: el asesinato de cinco personas cuyos restos aparecieron en una zona próxima a la localidad de Soca. Héctor Brum, María de los Ángeles Corbo, Graciela Estefanel de Brum, Floreal García, Mirtha Hernández de García y Julio Abreu habían sido secuestrados en Buenos Aires el 8 de noviembre de 1974, al día siguiente del asesinato de Ramón Trabal en París.
    Vale la pena recordar, también, que este crimen atroz también está en sede judicial y que sobre el punto habrá llegado la hora de terminar con el silencio oficial instalado durante la dictadura y prolongado luego, durante otros 20 años, por los gobiernos blancos y colorados.
    El silencio, la callada por respuesta, fue moneda corriente durante esos decenios de vergüenza pero ya no funcionan en el Uruguay de hoy. Habrá que responder acerca de quién mató al Corones Ramón Trabal y quien luego, simulando una cruel venganza (cinco por uno) asesinó a los compañeros secuestrados en Buenos Aires.
    Hay demasiadas cosas en juego para que sobre este episodio no se avance, como en otros, por la senda purificadora de la verdad y de la justicia.