viernes, 10 de junio de 2005

10/06/05 y el 11/04/05



1.- 10.06.05. Lecciones aprendidas en La Habana

Escribe: Hugo Cores

Los frentistas estamos preocupados por una cantidad de problemas, muchos de ellos internos de nuestra fuerza política. Alguien podría pensar que esa prioridad excluye el interés por lo que pasa en otras tierras donde también se lucha contra la reglas de hierro que desde los grandes centros de poder se quieren imponer contra los intereses de los pueblos. Creo que no es así. Para lo nuestro también precisamos horizonte. Aprender de las luchas de otros pueblos, reconocer el carácter globalizado que hoy tiene la lucha por la emancipación. El pensamiento regimentado que quieren imponer los que hoy mandan en el mundo pretende que vivamos atrapados en la contiendas de capilla y que ignoremos la historia, los antecedentes de nuestras luchas por la liberación. Por eso ampliar el horizonte en el tiempo y ver el conjunto de las luchas es un paso adelante imprescindible. No se pierdo el tiempo sabiendo cómo se lucha en otras partes.

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    En el recientemente celebrado Foro de La Habana, contra el terrorismo y por verdad y justicia, se configuró una aportación variada y rica de testimonios, algunos de los cuales condensan tal grado de significación que vale la pena difundirlos.
    Es el caso del joven Javier Couso Permuy, hermano del fotógrafo gallego José Couso.
    El corresponsal fue muerto de un disparo efectuado desde un blindado militar de los EEUU que operaba en la zona del Hotel Palestina. Couso se encontraba grabando escenas de los combates que se libraban en Bagdad. El militar que ordenó los disparos lo hizo sabiendo a quien atacaba y por qué quería eliminarlo.
    Evitar que la verdad se sepa.
    Junto con Couso falleció Taras Prostyuk, un fotógrafo ucraniano. Otros periodistas que se encontraban en el lugar salvaron su vida por milagro. Ese mismo día fueron atacadas, a cañonazos, los estudios de la agencia árabe Al Jazeera. Se trataba, evidentemente, de una acción destinada a callar las voces alternativas instaladas en Irak. A la manera hitleriana, las tropas de invasión norteamericanas, querían asegurarse no sólo el control militar sino la “administración” de lo que el resto del mundo conocería acerca de lo que estaba sucediendo.
    El testimonio realizado por Javier, en el Palacio de las Convenciones de La Habana, pronunciado con serenidad, no buscó concitar emociones. El contenido de su relato tuvo una fuerza tan nítida que todo el Congreso guardó silencio para no perder ni un tramo de su exposición de unos veinte minutos.
    La familia del fotógrafo asesinado, según narró, recibió la noticia de la muerte del periodista con sorpresa y amargura. Hasta ese momento habían creído que la presencia de José en Bagdad, en el ejercicio de su labor profesional como reportero, no lo exponía al riesgo de perder su vida.
    El día anterior a su asesinato, el oficial al mando de uno de los blindados que operaban en las inmediaciones del hotel, subió hasta la habitación donde se encontraban grabando los reporteros. Los miró con intensidad uno a uno, identificando a la agencia para la que trabajaban.
    El día de su muerte el fotógrafo había grabado a ese blindado mientras efectuaba disparos a distintos “objetivos” en la zona del hotel. Lo hizo hasta que, desde el tanque, se apuntó a su cabeza y se lanzó el disparo que lo hirió de muerte.
    Las autoridades militares norteamericanas dieron distintas y sucesivas “razones” acerca de por qué se había efectuado el disparo: todas ellas se revelaron como falsas. No había, como se pretendió, francotiradores en los tejados y no obviamente no fueron los fotógrafos ultimados quienes dispararon sobre el tanque.
    La familia se moviliza
    Enterados del asesinato de José, sus familiares sintieron el dolor y la angustia de cómo se habían desarrollado los hechos. Presentaron una demanda ante las autoridades españolas que el gobierno neofascista de Aznar bloqueó mientras duró su mandato.
    En ese momento de desesperación, contó Javier, se les hizo presente una experiencia que siempre les había resultado conmovedora y que ahora los iluminó: las Madres de Plaza de Mayo alzando las fotos de sus hijos y saliendo a la calle, todas las semanas, puntualmente, en plena dictadura, reclamando por los desaparecidos.
    Desde entonces la denuncia de la familia a los responsables, norteamericanos y españoles, del asesinato del periodista, ha continuado con tenacidad. La familia se traslada regularmente a Madrid para exigir justicia, desfilando con sus pancartas frente a la sede de la Embajada de los Estados Unidos.
    “Mitad gallego, mitad iraquí”
    En el 2003 Javier decidió seguir la senda de su hermano. Y hacerlo empleando su misma “arma”: una cámara. Viajó a Irak para seguir adelante la tarea de contarle al mundo la verdad de los crímenes que están cometiendo los militares norteamericanos contra el pueblo iraquí.
    En Bagdad primero, y en Faluja después, donde para llegar debió vencer todos los obstáculos que le ponían las autoridades de la ocupación, Javier Couso se sorprendió por la simpatía y la hospitalidad que le brindaron los hombres y mujeres del pueblo iraquí. Saludaron su llegada y su gesto solidario. Apreciaron su coraje y su tenacidad para saber de su hermano y continuar con su lucha por la verdad. A partir de esos días Javier se hizo un poco iraquí.
    “Faluja es la Guernica iraquí”, narró en su testimonio. Buena parte de la ciudad está completamente destruida. Cuando se inició la invasión, lo primero que hicieron las tropas norteamericanas fue tomar el hospital.
    El mismo día que fueron muertos los periodistas del Hotel Palestina, habían ingresado más de 970 civiles heridos o agonizantes al hospital. No obstante, los reporteros heridos fueron atendidos por más de once médicos. Los profesionales del hospital habían comprendido la importancia de salvar la vida de aquellos hombres que le estaban narrando al mundo la verdad de las atrocidades cometidas contra su pueblo. Después de horas de trabajo médico, Couso falleció a causa de las heridas y de la sangre perdida.
    Una lucha que va de un extremo al otro del mundo
    Han pasado más de dos años y Faluja sigue siendo una ciudad mártir, con miles de casas destruidas y decenas de miles de civiles, incluidos niños y ancianos, muertos por el fuego de quienes fueron allí para “implantar la democracia”. Hoy en Irak, en Bagdad, Faluja y decenas de otras ciudades mártires ya hay más de 15.000 desaparecidos.
    Javier se ha convertido ahora también en un luchador por verdad y justicia y contra la impunidad. Los crímenes de Irak cambiaron el curso de su vida y la de su familia, que un día fue golpeada “como por el odio de Dios”, diría Vallejo.
    Todo eso lo contó en el Foro que se realizó en La Habana. Antes que él, decenas de testigos habían narrado otros crímenes y otros años, otros países y otras Guernicas perpetradas por las tropas norteamericanas: la invasión a Guatemala contra el gobierno constitucional de Jacobo Arbenz, el apoyo en 1964 al golpe contra el gobierno legítimo de Joao Goulart y la invasión en 1965 de los “marines” a Santo Domingo, la conspiración contra Allende, el respaldo a Pinochet, a Strossner, y a la Junta presidida por Videla, el aliento al Plan Cóndor en el Cono Sur, la invasión a Granada, el bombardeo a Panamá, los infinitos ataques a Cuba iniciados apenas se produjo el triunfo del ejército rebelde que derrocó a la dictadura de Batista.
    La Habana, capital de todas las denuncias, corazón de todas las protestas
    En el Foro estuvieron las Madres de Mayo, delegaciones de todos los países de A. Latina y el Caribe, la comisión de DD.HH. del PIT-CNT y académicos y activistas que, en el seno mismo de las sociedad norteamericana, documentan y denuncian sus crímenes.
    También dirigentes políticos de primera línea como Daniel Ortega, Jorge Shafick Handal y José Vicente Rangel que realizó una de las exposiciones más trascendentes del encuentro. No solo reclamó el derecho de la magistratura venezolana para juzgar a Posadas Carriles, reivindicó la necesidad de respetar los tratados que regulan las relaciones internacionales sino que denunció la actitud de hostilidad del gobierno de USA y la preparación de atentados criminales contra el presidente Chávez.
    Una pequeña reflexión final: sólo Cuba podía haber organizado este Foro, a la vez histórico y actual, contra la impunidad. Todos los que luchamos por verdad y justicia sabemos cuánto necesitamos de la solidaridad de ese pueblo valeroso. Y cuánta significación conlleva la lección permanente de su dignidad nacional frente al imperio, de su enhiesta independencia y soberanía.
    Todas las sesiones del encuentro, que duraban muchas horas cada día, fueron transmitidas en directo por la TV cubana.
    El pueblo de Cuba, normalmente bien informado, recibió el impacto emocional y ético de los testimonios que allí se aportaban. Y en su inmensa hospitalidad, Cuba recibió también la retribución simbólica, de palabras y de gestos solidarios en sus demandas de verdad y justicia sobre los miles de crímenes de los agentes de la CIA contra Cuba, como Posada Carriles, protegido por los EEUU.
    El testimonio de Javier en Cuba condensa, en una “historia de vida”, la universalidad de los valores que hoy están en juego. Con religiones distintas y hablando idiomas muy diversos en Santiago de Chile y en Buenos Aires, en algunos círculos universitarios de Europa y los EEUU, en Faluja, en Montevideo, en todo el resto de A. Latina y en Galicia, se lucha por verdad y justicia, por el reinado del Derecho y no de la fuerza bruta.
    Finalmente, estas reflexiones suscitadas a partir de la dramática peripecia de una familia gallega, las dedico a los combativos sindicatos de la Intersindical (CIGA) y a mis amigos del Bloque Nacionalista Gallego, a quienes deseo, para las próximas elecciones autonómicas del 19 de junio, el mejor de los éxitos en su lucha contra el fascismo residual que sigue pesando sobre los destinos de ese pueblo.
    10 de junio de 2005



2. 30.05.05. "La actualidad de la dictadura".

Una Summa imprescindible y urgente
Escribe: Hugo Cores

En estos días la Editorial Banda Oriental acaba de difundir el libro de Virginia Martínez "Tiempos de dictadura 1973-1985. Hechos, voces y documentos. La represión y la resistencia día a día".
La obra sorprende en más de un sentido: en primer lugar, es un trabajo realizado con absoluta precisión: datos, fechas, nombres, decretos, testimonios. Quiero decir que cada afirmación está avalada por una referencia a documentos o artículos de periódicos publicados y accesibles.
VM, se podría decir, que "hace hablar" a la dictadura, y diferencia de ellos lo hace "sin apremios físicos", devolviéndonos sus decires, sus amenazas, los protocolos escritos en sus cabezas reaccionarias y su pensamiento totalitario...
Este trabajo contrasta con un verdadero festival de "bolazos" que desde la derecha se han publicado recientemente sobre ese período, muchos de ellos con gran apoyo mediático y premios y promociones laborales para sus autores.
En segundo lugar, un lector como uno, que siente que, a lo largo de los años, sobre los hechos de la dictadura ha adquirido un bagaje importante de conocimientos (durante años leí casi sin interrupción El País y El Día, a veces con cierto atraso pero siempre con mucha atención. También los semanarios y periódicos que circulaban legal o clandestinamente.

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    En 1974 y 75, estando en Argentina, además, se oían las emisoras uruguayas y muchas veces a viva voz los discursos de los matones civiles y militares que estaban al frente del Estado. Viviendo en San Pablo, con un buen aparato de radio y el tendido artesanal de un cable que oficiaba como antena, oí durante los últimos siete años de dictadura la mayor parte de los informativos y de las pocas audiciones donde se debatían temas políticos.
    Cuando volví al Uruguay leí, si no toda, buena parte de la literatura histórica existente sobre el período anterior y recibí innumerables testimonios sobre la vida cotidiana bajo la dictadura, de compañeros que habían estado en la cárcel o en libertad. O sea que, durante un tiempo, pensé que sobre ese período sabía lo principal.
    Sucede que leyendo el libro de Virginia Martínez constaté primero todo lo que no sabía. Segundo, todo lo que, habiéndolo sabido en su momento, ahora había olvidado. Y eso que propongo ser un tenaz militante por la memoria...
    El registro preciso que VM ahora nos entrega importa, porque son tantos los episodios y tan graves las infamias que nadie tendría derecho a olvidarlas. No sería ni culturalmente ni psiquiátricamente saludable,
    En tercer lugar, al restablecer la línea de tiempo, al darle a los acontecimientos el hilo conductor temporal que los vincula con otros, sus antecedentes y sus consecuencias "Tiempos de dictadura", reconstruye la unidad sustancial que tiene, para una comunidad, o para un individuo, cada momento histórico.
    Una cosa es leer listas de muertos en prisión o de ciudadanos desaparecidos, o testimonios fragmentarios. Y otra, muy distinta, es aproximarse a la realidad compleja de lo simultáneo.
    Al construir el relato sobre el hilo conductor del tiempo, VM nos devuelve el carácter orgánico de la historia, la coherencia interna de cada momento. A esto contribuye otro aspecto del relato que examinamos. No se trata sólo del país oficial y sus avatares políticos.
    La recuperación de este corte en el tiempo nos aproxima a la lógica interna del Terrorismo de Estado, los meticulosos e infinitos mecanismos de control estatal sobre la vida de las personas y al cúmulo de atropellos autoritarios, que todos los uruguayos vivieron bajo la dictadura.
    En otro aspecto, el libro comentado no se limita a una crónica de los hechos o los dichos de los dirigentes de los partidos políticos. En su libro Virginia Martínez pone en evidencia el apoyo social efectivo de una parte del empresariado uruguayo (Cámara de Industrias, Cámara de Comercio) con las acciones represivas de la dictadura.
    Muchos de los que después de la transición engolarán su voz para dictarle a los gremios lecciones de democracia, durante la dictadura azuzaban a las Fuerzas Conjuntas contra los sindicalistas que impulsaban la reorganización de sus organizaciones de clase.
    Se cumplía así un círculo vicioso particularmente perverso: si un trabajador, sospechoso de simpatías con el partido Comunista o con el PVP, o con el MLN, era detenido por las FFCC. La empresa actuaba de acuerdo al principio de "si fue preso por algo será" por lo cual, el flamante desocupado era de inmediato detenido e indagado en las mazmorras de la dictadura.
    A esta forma de represión VM agrega todas las otras, las exigencias impuestas a todas las personas, familias o clubes, para la realización de reuniones, así fueran casamientos, cumpleaños o cualquier tipo de celebración familiar.
    La censura impuesta al Canto Popular, al teatro y el cine, a los tangos y canciones y a las murgas y otros conjuntos de carnaval, a las que se les pedía el libreto con anterioridad e incluso se controlaba la versión que se emitiría después de los ensayos. Los controles ejercidos en la Educación Pública sobre las bibliotecas liceales que, según orden dirigida a los directores "debían ser pugnadas de todo tipo de texto marxista, no sólo en el área de Ciencias Sociales sino también en la de Física, Química y Matemática, porque nunca se sabe dónde puede anidar el germen de un pensamiento subversivo.
    Una vez depuradas las bibliotecas, el director del liceo debía solicitar permiso a las autoridades superiores del Estado para aceptar cualquier donación de libros.
    A partir de esta descripción detallada de la "letra chica" del Terrorismo de Estado, que no por chica dejó de regir la vida de millones de uruguayos, VM nos pone, finalmente, ante una realidad que es hoy políticamente esencial: la actualidad de la dictadura. Tema que ha sido objeto de un estudio reciente en una obra de gran valor realizada por Aldo Marchesi, Vania Markarian, Alvaro Rico y Jaime Yaffé, publicada por Trilce. Todo el que esté pensando en las perspectivas del cambio en Uruguay debe conocer y discutir estos trabajos, creo.
    Finalmente me permito una recomendación: los nuevos gobernantes deben tener presente y a mano esta guía particular de la infamia.
    Los legisladores, cuando a la Cámara llega el diluvio de los homenajes, a menudo indiscriminados y con información incompleta. Los senadores y en particular los integrantes de la Comisión de Defensa, para evitar otorgar venias para ascensos a torturadores tapados.
    A los ministros en general y los integrantes de todas las comisiones de Nomenclátor, de aquí y de allá.
    El libro tiene otro gran mérito. Recobra para la memoria pública la secuencia de las muertes en prisión, la segunda masacre de los comunistas, a fines de diciembre y principios de enero de 1976. Esos mártires, casi olvidados. A los que no se nombra con la suficiente frecuencia.
    Y habría que empezar a nombrarlos, a todos. Ahora que se están cumpliendo los 30 años de aquellos infames asesinatos a obreros luchadores de toda una vida. Nombrarlos, una y otra vez. En cada acto. Y gritarles, presente: con toda la fuerza de nuestro corazón. Y así como no olvidamos al Toba y a Zelmar, ni a Gatti ni a Cuesta, ni a Tassino, ni a Félix Bentín, tampoco olvidamos a los comunistas Oscar Silveira Rossano, Nicanor Aldabalde, Lorenzo Escudero Matos, Eduardo Mondillo, Eduardo Bleier, Fernando Miranda, Carlos Arévalo, Julio Correa, Laureano Montes de Oca. Y el inaudito asesinato de Horacio Gelós Bonilla, del Sunca de Maldonado. No olvidaremos los "ataúdes tapados" de los que habla con indignación el gran Carlos Martínez Moreno. Así se entregaban, con prohibición de abrirlos, los féretros de los muertos por torturas, que salían de las unidades militares por decenas. No olvidaremos a Julián López, también comunista, obrero del taxi. En esta reseña pueden faltar nombres, cuestión de espacio. No faltan en el libro urgente e imprescindible que comentamos.
    La República, 30/05/2005



3.- 26.05.05. Los desinformes militares.


Hugo Cores: ¿El General Bonelli no debiera retirarse de la jefatura del Arma?
Reportaje de Pablo Méndez (MONTEVIDEO COMM)

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    PM: ¿Qué reflexión le merecen las declaraciones de Enrique Bonelli al semanario Búsqueda? (más que nada apuntando al desconocimiento del objetivo de la misión)
    HC: Las respuestas de Enrique Bonelli son desconcertantes. Por un lado reconoce la existencia de vuelos realizados por la Fuerza Aérea trasladando personas secuestradas en Argentina, muchas de las cuales nunca, hasta ahora, han sido reconocidas como presas. Dice que a esas personas, cuyos nombres no se proporcionan, se las trasladó a Uruguay para salvar su vida.
    Los hechos a los que remite Enrique Bonelli no ocurrieron ayer, sino hace 29 años. Lo suficiente para saber que no se les salvó la vida. Ni siquiera se le concedió el derecho a haber existido. Secuestrados en Argentina, trasladados a Uruguay, hoy son desaparecidos. El Estado nunca lo nombró.
    Bonelli, que reconoce haber sido el copiloto del vuelo, exhorta a todos a reconocer sus responsabilidades… Todos fuimos culpables. Todos juremos el ¡nunca más!
    Bonelli dice haber tenido un gran disgusto (“el más grande de su carrera militar”) cuando debió trasladarle a los antiguos jefes de la represión, que se terminaría con el “pacto de silencio”. Por la participación que ahora reconoce en el traslado ilegal de presos políticos, ese pacto de silencio lo amparaba.
    Bonelli dice que hay que reconocer que las Fuerzas Armadas fueron el último baluarte del país en la lucha contra la subversión. Los represores actuaron correctamente en defensa de la patria. Él mismo actuó bien.
    Si salvaron la patria ¿por qué no reconocerlo? Se supone que es un mérito defendible públicamente.
    ¿Por qué, si se trata de un mérito del que hay que enorgullecerse, nada menos que salvar a la patria, por qué ocultarlo y por qué jurar que nunca más?
    Me pregunto si al reconocer que en 1976 fue el copiloto en el traslado ilegal de presos que hasta hoy están desaparecidos, el General Bonelli no debiera retirarse de la jefatura del Arma. Lo que hizo fue un delito contra los derechos humanos. Al menos así lo consignan los tratados internacionales suscritos por el país en la materia.
    PM: ¿Cómo calificaría el ambiente generado alrededor del tema Derechos Humanos desde el 1º de marzo?
    HC: Como muy positivo. Una lenta puesta al día de un largo pasado de silencios culposos. Un anhelo de gran parte del pueblo uruguayo y un restablecimiento de valores imprescindibles para una nación, como el valor de la verdad histórica, la intervención del Poder Judicial y la actuación de magistrados calificados e independientes.
    PM: Mujica dijo este martes a Canal 12 que la información de los militares coincide, a groso modo, con la que maneja el MPP. ¿Usted tuvo acceso a los informes militares?
    HC: Desconozco la información que posee del MPP, fundado muy posteriormente. La que resultaría interesante es conocer la que posee el MLN.
    PM: Si fue así, ¿Qué grado de veracidad cree que tienen?
    HC: La información proporcionada en estos días por los altos mandos militares agrega poco a lo ya denunciado por las victimas. Desde los años 70 se han publicado decenas de libros y revistas dando cuenta de los nombres de los desaparecidos y en muchos casos de sus secuestradores. Todos esos informes decían una parte de la verdad. Eso es lo que hoy se sabe. De fuentes oficiales hasta ahora sólo ha habido evasivas, postergaciones y mentiras. Los informes carecen de veracidad. Dan muestras de la existencia tangible y efectiva de un pacto de silencio que llevó a innumerables operaciones destinadas al encubrimiento de los crímenes que se perpetraban contra los presos: simulación de fuga, falsificación de documentos, traslado de restos, “operación zanahoria” y demás.
    Insólitamente ha ingresado al lenguaje oficial del Estado la jerga propia de los autores de esos crímenes y se habla, sin ningún rubor, con toda naturalidad de los mecanismos de engaño que desde las FFAA se realizaban hacia los demás poderes del Estado, como la operación zanahoria.
    PM: Respecto a los informes, ¿Qué sensación le produce que se hayan hechos públicos por medio de la prensa y no por Presidencia?
    HC- Creo que por una cuestión de delicadeza, los informes se deben entregar primero a las familias de los desaparecidos y también a las personas u organizaciones que presentaron las causal penales formalmente ante el Poder Judicial.
    PM: ¿Qué opinión le merecen las declaraciones de Tabaré Vázquez en las que dijo que todos somos responsables de los hechos que llevaron a la dictadura militar?
    HC: Creo que el “todo somos responsables” es una metáfora, apunta a la idea que también los partidos, la prensa, algunos magistrados, son responsables. ¿De qué modo los uruguayos podríamos ser igualmente responsables de algo? La responsabilidad sobre esos hechos está tan desigualmente distribuida como las fortunas. Unos tienen mucha y otros no tienen nada.
    Publicado en Montevideo COMM el 26 de agosto de 2005.



4.- 23.05.05. Los gorilas duros, los intelectuales “objetivos” y el poder de los canales privados de TV.


Escribe: Hugo Cores-PVP-567 Frente Amplio

Al finalizar un incomprensible homenaje al Ejército, que está siendo objeto de una investigación por delitos graves, el General. Paulós fue protagonista de uno de sus periódicos actos de prepotencia. Aunque tendría todas las posibilidades para serlo, no se trata de un hecho folklórico, sino la salida a luz de concepciones e instintos autoritarios que siguen estando presentes en varias instituciones. Entre sus anatemas y amenazas, reiteró una pregunta recurrente: donde está la Bandera de los 33, haciéndose el desentendido que son los secuestradores que operaron en Orletti los que tienen que dar respuesta a esa inquietud.

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    En contexto actual, signado por el advenimiento de un nuevo gobierno popular, ¿como se sitúan otros factores de poder en el Uruguay en plena transición hacia una democracia con justicia social y respeto por la dignidad y la libertad de la gente?
    1- Sin agotar el tema, empecemos por lo más visible, los medios. En una nota en Búsqueda acerca de la censura a Jorge Lanata, se daba cuenta que se había consultado sobre el asunto a Alfonso Lessa, “gerente periodístico” de Canal 12.
    Demasiada proximidad entre el autor de “La Revolución Imposible” y el poder que se posee en un medio de comunicación que impone una lista de “intocables” sospechados de corrupción.
    Esta zona de, llamémosle, “implicancias” viene a cuento cuando aparecen actitudes como las de Paulós. Y colocan la cuestión de la utilización de los medios controlados por el poder económico y sus relaciones con otras áreas como la investigación y la reflexión histórica.
    2- Aunque en otro tono, en su libro Alfonso Lessa sintetiza el discurso de las derechas. Entre otros tópicos contra la izquierda, allí se hace una referencia al destino de la Bandera de los 33 Orientales que lleva agua al mismo molino.
    La obra es presentada por el autor como un trabajo “para la Maestría en Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República”. Vale decir, se trata de un ensayo elaborado en un marco del quehacer académico.
    El problema carecería de relevancia si no se tratara de una versión muy sesgada sobre hechos por los que atravesó la sociedad uruguaya, cuyas secuelas aún arrastra, como lo es la desaparición de personas y los asesinatos políticos.
    Esta obra, como otras editadas en los últimos años, se ha convertido en una suerte de actualización maquillada de la historia oficial.
    3- Con frecuencia surgen referencias “al robo de la bandera de los 33”, ahora para atacar al gobierno popular. Muchas “cortinas de silencio” contribuyen a dar viabilidad a los exabruptos de Paulós. Entre ellos el libro mencionado. En él lo que omite el autor es que sobre este asunto se hicieron varias denuncias judiciales y una comparecencia pública de un representante nacional que, en el Parlamento, dio testimonio acerca del destino del símbolo patrio, acusó a los secuestradores de Orletti y se expuso a las preguntas y opiniones de todos los integrantes de ese ámbito parlamentario. (Diario de Sesiones de la Cámara del 9 de abril de 1991, p. 174 a 193)
    Allí se sostuvo, y esto va para los rebuznos de ahora y los ensayistas de ayer, que la bandera, ese entrañable símbolo patrio, la habían hecho suya ya en la clandestinidad, los dirigentes y fundadores del PVP, Gerardo Gatti y León Duarte, ambos secuestrados y desaparecidos en la Argentina en junio y julio de 1976. La hicieron suya, de la manera más vital, auténtica y comprometida. Para ellos y para decenas de jóvenes que luchaban contra la dictadura, no fue la libertad sino la muerte.
    El periodista o el Master, tiene derecho a discrepar con el aporte y la acusación formulados. Pero Lessa, Paulós y otros deberían reconocer que existen hechos que ligan el destino de la bandera a la acción de los esbirros de la dictadura.
    4- Antes, durante la dictadura, como en su momento lo denunciamos, cada vez que se acercaba un aniversario del 19 de abril, los servicios de inteligencia retiraban del Penal de Libertad a varios compañeros presos: Carlos Coitiño, Juan Carlos Mechoso, Raúl Cariboni y otros dirigentes de la ROE y la OPR a quienes, durante varios días, torturaban salvajemente indagándolos acerca de la Bandera.
    5- Visto desde un ángulo más general, la tesis defendida por el autor es que la guerrilla revolucionaria en Uruguay constituyó un reflejo desubicado del “huracán” originado por la revolución cubana. Las causas internas (miseria, luchas sociales, represión creciente) son desestimadas.
    Para validar esta proposición se toman testimonios de protagonistas diversos. Muchos son extranjeros y saben poco de Uruguay y menos de la situación que se vivía en los 60. O son tan “imparciales” como Jorge Castañeda, el fabulador mejicano hasta hace poco Canciller del gobierno pronorteamericano de Fox. Otros testimonios son más bien alegatos contra la izquierda y otros no aportan elementos nuevos a lo que se ha dicho en este terreno.
    Así, mientras a algunos hechos se los ignora, aunque están documentados y accesibles, se dan como dignas de crédito afirmaciones de oficiales de las FFAA de la dictadura.
    6 - Cuado ex jerarcas de Inteligencia, como Paulós, manejan públicamente informaciones obtenidas mientras revistaban en esos servicios cabe preguntarse ¿esa información de la que dispone el militar ahora retirado, está disponible para la investigación histórica, para el Parlamento y para los Magistrados? ¿O para los familiares y los organismos defensores de los DDHH?
    Es claro que no. No obstante, se los esgrime políticamente. Así ocurrió cuando se urdió el ataque contra el Senador Araújo y Paulós aportó, para su uso político, los resultados de las indagaciones que los servicios habían realizado contra el dirigente de izquierda.
    ¿Qué clase de estatuto pueden tener obras que incorporan de manera acrítica “conocimientos” de este origen? Como cuando se da por buena la versión, que es falsa, de “la descentralización de la acción represiva” por lo que, como los grupos de tareas actuaban libremente, los mandos superiores todo lo ignoraban y… ¡nada sabían de torturas, muertes y desapariciones!
    7- Así, la debilidad del discurso de la derecha aparece atenuada por “analistas” que juegan por un lado procurando el prestigio de la labor universitaria y por otro soplando las cornetas de la confusión desde las tarimas del poder mediático.
    Como cuestión más de fondo, todo proyecto intelectual destinado a culpabilizar de la dictadura a los movimientos guerrilleros apunta a fortalecer una tesis peligrosa e incurre en una omisión que no se puede dejar pasar.
    La tesis sostiene que los responsables de la violencia son dos: los extremistas de izquierda primero, que la provocaron. Y los extremistas de derecha, que la sofocaron en forma algo excesivamente ruda.
    A esta conclusión convergen no una sino varias obras publicadas recientemente. Las parejitas-dialécticas (ni un extremo ni otro, el “justo medio”) siempre brindan la oportunidad de razonamientos confortables. Nulos pero mullidos: los culpables están de uno y otro lado. El pasado es sencillo y simétrico. Fácil de entender y fácil de evitar.
    Sobre todo, lo que hay que evitar es la rebeldía. Se evita de este modo que luego se la reprima.
    Pero el discurso de la parejita-capicúa comete una omisión aún más grave: hay un protagonista que ha desaparecido, un actor cuyo acontecer, a lo largo de una década y media, no alcanza la relevancia, ni la distinguida cepa de las andanzas de los dos demonios.
    El protagonista que falta es el pueblo organizado. Son los sindicatos agrupados en la CNT, son los cooperativistas de la FUCVAM, son los partidos que se mantuvieron en la resistencia durante la dictadura, integrados por militantes que marcharon, a granel, a las cárceles mientras se esforzaban por organizar gremios, distribuir publicaciones de denuncia o impulsar cadenas solidarias con los familiares de los presos.
    El relato apuntado a condenar a los dos demonios, del mismo modo que omite a la resistencia obrera, que duró tantos y tan terribles años y costó tantas bajas, omite también la menor referencia a quiénes fueron los grupos económicos y políticos que se beneficiaron con la dictadura.
    En esa interpretación balsámica se trata de un aparato contra otro, que disputan en una sociedad donde no hay clases sociales en lucha ni grupos privilegiados, ni dirigentes políticos cómplices, ni nada que reprochar a los manipuladores de los medios de comunicación aliados incondicionales de la dictadura, antes, durante y después de la transición democrática.
    Tomado de La República, 23/5/2005.



5.- 18.05.05. En defensa de la democracia y contra la impunidad: un territorio simbólico que no está en oferta.


Escribe Hugo Cores, dirigente del PVP-Frente Amplio
La lucha contra la dictadura y las violaciones a los derechos humanos trascurridas en esos años no es un espacio vacante, una tierra de nadie o una mesa de saldos.
Es una herida abierta, una reparación pendiente, un drama que no ha concluido. Las propias autoridades del Ejército, que se acaban de comprometer ante el país a realizar una investigación acerca de la existencia de cementerios clandestinos en unidades militares, están reconociendo lo que viene diciendo desde hace años, que es necesario que la verdad se conozca. Es más, hay una investigación judicial en curso y se está a la espera de los resultados de las pesquisas de los antropólogos forenses.

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    Por eso no resulta pertinente la convocatoria que difunden una serie de asociaciones “sociales” de los militares para realizar, mañana 18 de mayo, un homenaje al Ejército y a los soldados caídos durante la década del 70.
    Tal como informa La República en su edición del domingo, la concentración a realizarse en el aniversario de la Batalla de las Piedras es impulsada por el Círculo Militar, el Centro Militar y las unidades simbólicas del Ejército y la Fuerza Aérea.
    Resulta un contrasentido la realización de un homenaje de carácter institucional, con funcionarios pertenecientes en la actualidad a los cuerpos armados de la nación, cuando todavía no se tiene cabal conciencia de los extremos de actuación de esa institución y de los oficiales que la comandaban y de algunos de los que en la actualidad la comandan.
    Funcionarios, en servicio activo, que al tiempo que con palas y topadoras buscan restos humanos en sus cuarteles, convocan públicamente a defender la actuación del Ejército, sin saber a ciencia cierta cuánto de verdad y cuánto de falsificación hay en la “historia oficial” de la institución homenajeada.
    Desde el punto de vista histórico, el pasado de las fuerzas armadas uruguayas, fruto de una ocultación sistemática, de los 60 en adelante es un gran misterio, un signo de interrogación sobre un área importante de la realidad nacional. De la realidad pasada y también presente.
    Quien calla otorga, se ha dicho con razón, cuando puede y debe contestar.
    Desde 1985 se han publicado trabajos serios y documentados acerca de la actuación de mandos relevantes del Ejército. Desde el libro de ese año de SERPAJ con Luis Pérez Aguirre al frente, hasta trabajos más recientes, como “Vivir en Libertad” o el formidable “Tiempos de dictadura” de Virginia Martínez publicado recientemente.
    Estos trabajos son un aporte serio al conocimiento del pasado militar. A la vez, en la medida que sustentan sus afirmaciones en la trascripción de documentos oficiales (del Ejército o del gobierno) constituyen una forma seria e ineludible de interpelación.
    En términos más elusivos pero también de condena, el propio Informe de la Comisión para la Paz, beatificado, canonizado y oficializado por todas las autoridades civiles y religiosas del país, aporta elementos de condena que no pueden ser soslayados.
    Cuando, en los libros mencionados, lo que se difunde con rigor científico atañe a la conducta de los que hoy convocan a homenajes y sentimientos de encendida devoción a la patria y a la salvación nacional que, según ellos, heroicamente protagonizaron, nadie tiene el derecho a hacerse el sota.
    ¿Son verdaderos o son falsos los reglamentos a los que sometieron a miles de presos en el Penal de Libertad y que ahora se conocen públicamente?
    ¿Son verdaderos o falsos los testimonios que acusan a algunos oficiales por su participación en el Plan Cóndor, el asesinato de Michelini y Gutiérrez Ruiz y el secuestro de Gatti, Duarte, Tassino y Liberoff, para nombrar apenas a algunos de los cientos de desaparecidos cuya situación sigue sin conocerse?
    Si los documentos del Plan Cóndor o los que regulaban la vida de los presos son verdaderos, los que los redactaron e impusieron, desde Bordaberry y Gregorio Álvarez para abajo, se parecen más a los jefes nazis de los campos de concentración europeos que a los caudillos fundadores del Ejército Nacional en las guerras por la independencia. Como confusión histórica no la podría haber peor, ni una mayor impostura.
    Pero la gravedad del episodio no termina ahí.
    Una de las entidades que convoca al homenaje al Ejército es el Centro Militar. La misma está integrada por ex jerarcas de la fuerza y, a la vez, por oficiales que revistan en la actualidad en la estructura militar. Oficiales con mando de tropa, hoy; en carrera por los ascensos, hoy; con las potestades en el uso de la fuerza que, hoy, les otorga la Constitución y las Leyes Orgánicas militares.
    Esos oficiales, que tienen vedada legalmente cualquier actividad política salvo el voto, no debieran estar autorizados a participar en una demostración antidemocrática como la de mañana, convocada por los que, en su momento, atentaron en forma pertinaz y prolongada contra las instituciones democráticas.
    Tomado de La República, 18/05/2005



6.- 16.05.05. Hay pulseada en varios campos

Escribe: Hugo Cores- Frente Amplio- PVP-567
La remoción de Jorge Lanata de Canal 12 pone en la orden del día una serie de rémoras, algunas lindantes con el escándalo, otras, las más, con el ridículo, que la sociedad uruguaya viene padeciendo en su proceso de reconstrucción democrática.
Una vez más un medio de comunicación privado cede ante impresentables presiones políticas y del poder económico y consigue sancionar (acallando) a una voz independiente. ¿Hasta cuando, habría que preguntarse, permanecerá intocado el poder discrecional e ilegítimo de que disponen los canales privados?
La sanción al periodista argentino forma parte de una sucesión de arbitrariedades que en los últimos años afectan a todas las formas de comunicación, especialmente las que más difusión consiguen.

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    1- Con Lanata se reproduce la situación de otros periodistas, como Carlos Peláez y varios de sus colaboradores y colegas en Maldonado que, lisa y llanamente, están siendo impedidos de ejercer su profesión. En estos casos, se está violando descaradamente el famoso “derecho al trabajo” consagrado en los textos legales y que se presta para muchas interpretaciones; todas menos impedir que las empresas periodísticas, en aras del ocultamiento y la mentira, confeccionen sus “listas negras” registrando a quienes, por insumisos y brillantes, hay que mantener alejados del público lector.
    También resulta ilustrativa la reacción de hostilidad de algunos sectores políticos y parlamentarios ante la decisión del TVEO de trasmitir en vivo y en directo las sesiones del Parlamento mientras se consideraba el proyecto de ley referido al plan de emergencia social.
    Creo que se trata no solo de un derecho del pueblo de conocer las resoluciones, los enfoques y el estilo que se cultiva en el ámbito donde se elaboran las leyes que luego todos debemos cumplir.
    Se trata también de un derecho de los legisladores, representantes del pueblo, para que se conozca cuáles son sus actitudes políticas en momentos que se asumen compromisos y se adoptan decisiones nacionales importantes. De un derecho y de una obligación. De los que apoyan al gobierno y de los que opinan distinto: tienen que decir, a viva voz y a cara vista, de qué manera ejercen nada menos que la representación de la voluntad popular.
    Si se está allí por efecto del mandato republicano de la ciudadanía ¿qué mejor circunstancia que una difusión pública de sus dichos y sus hechos?
    En términos de un régimen republicano, donde el respeto al pueblo soberano es la piedra angular del conjunto de las instituciones, el rendir cuentas ante la gente debe ser algo más que una frase. ¿Qué limpieza mayor en el juego puede existir que toda la polis los oiga y los vea, en tiempo real? ¿En nombre de qué valor se puede pedir una protectora “discreción” hacia el quehacer político de los representantes nacionales?
    Creo que cuanto mayor sea la “televisión-verdad” y más nítida la transparencia en la consideración de los asuntos públicos, mejor. Cuando más informado y conciente del curso político esté el pueblo, más suyas y más democráticas serán las instituciones.
    Es de esperar que la iniciativa asumida por el canal del Estado no sea trabada por el “abrazo del oso” con que la derecha intenta mantener estancada las instituciones en nombre del pluralismo o la concordia nacional.
    2- En otro orden de cuestiones, la finalización del conflicto en GASEBA con la reposición de los sindicalistas despedidos está llamada a tener repercusiones profundas en la sociedad uruguaya y especialmente en la sociedad obrera uruguaya. La actitud, ponderada y legalista, de las autoridades del Ministerio de Trabajo son coherentes con las nítidas afirmaciones del Ministro del Interior en lo referido a la no intervención de los efectivos policiales en el desalojo de lugares de trabajo en el marco de los conflictos laborales.
    La ocupación forma parte de una tradición vieja y firme del movimiento obrero, que no se detuvo incluso cuando hubo que enfrentar patronales empecinadas y policías bravas. La ocupación del local de la empresa, como bien se ha dicho, es una extensión del derecho de huelga y permite al débil en la pulseada, en este caso el sindicato obrero, hacerse más fuerte para lograr una solución exitosa para sus demandas. Así ha sido desde hace decenios, con gobiernos blancos, colorados y verdes.
    Es un derecho con el que toda la sociedad y especialmente los empresarios tienen que acostumbrarse a convivir. Sea cual sea el gobierno que esté al frente del P. Ejecutivo.
    Pero también tendrían que entender que este gobierno, que cuenta con el apoyo mayoritario de los trabajadores manuales e intelectuales del país, no puede hacer otra cosa que cumplir con su programa social, con su compromiso con los más pobres.
    Es por su programa de izquierda que el FA está en el gobierno.
    3- Basta detenerse a pensar cinco minutos, desconectándose de ese “sentido-común” anestesiante que supura la televisión, para comprender que el hecho que el Frente Amplio, que ascendió por izquierda, gobierne como izquierda, es lo mejor que le puede pasar al país.
    Las otras fórmulas ya se ensayaron por los otros protagonistas: blancos, colorados y cívico-militares de sable en mano. Fracasaron todos. Se los desalojó del gobierno con hastío pero con calma porque, justamente, no se habían comprometido con un programa popular de justicia social y redistribución de la riqueza.
    Si la izquierda uruguaya hiciera lo mismo que hizo la izquierda argentina en el gobierno de Fernando de la Rúa o lo que hizo Lucio Gutiérrez en Ecuador, no solo el gobierno se vería desprestigiado sino que la democracia uruguaya resultaría seriamente lastimada.
    De todos modos, un factor es la oposición política a través de partidos que representan genuinamente corrientes de opinión que en el país existen y existirán siempre.
    Y otra muy distinta son las dificultades solapadas, las que provienen de ese tipo de instituciones que algunos llaman los “poderes fácticos”, es decir el poder que detentan algunos grupos sin ninguna legitimidad para ejercerlo, como pueden ser la presión de jerarcas o ex jerarcas de la administración, integrantes de las cúpulas de los aparatos de seguridad y defensa nacional, o grupos que concentran el poder económico.
    En ese terreno, resulta inaceptable la actitud del jerarca policial que emitió una circular a sus subordinados con la que intenta obstaculizar el desempeño de las funciones de la autoridad legítima que es el Ministro José Díaz.
    En ese campo nadie en el país puede confundirse. Como bien ha dicho Díaz, el criterio de respetar la carrera funcional de los jerarcas y funcionarios policiales, procedimiento tan ajustado a derecho como desconocido por los gobiernos anteriores, no puede entenderse como una resignación a la conducción política de las fuerzas policiales. Conducción que el pueblo uruguayo puso en manos del actual gobierno.
    4- Inaceptable asimismo resulta la suspensión de la ciudadanía al Contador Ariel Álvarez, integrante del Tribunal de Cuentas, y única voz que, desde ese órgano, durante años se alzó para denunciar la negligencia y las irregularidades y reclamar honestidad y control en el manejo de los dineros públicos.
    El ataque al Contador Álvarez sólo puede plasmarse como una acción semi-subterránea, casi clandestina, con argumentos de tal índole que, como algunas bacterias, -anaerobias las llaman- no resistirían la más mínima oxigenación.
    Bajo esa forma, distinta pero convergente con el manejo restrictivo de los medios de comunicación, se intenta poner trabas a la acción reparadora del gobierno.
    De los temas enumerados surge la reafirmación política de la necesidad de una participación activa de las organizaciones sociales, gremiales, cooperativas, culturales, de género, estudiantiles, ambientalistas, etc. en el desarrollo de la democratización de la sociedad y del Estado y en el cumplimiento adecuado de los planes de reparación social ahora convertidos en ley.
    Tomado de La República, 16/05/2005



7. 10.05.05. Un gobierno del lado de la justicia social.

Tiende a consolidarse la presencia electoral de la izquierda en el Interior del país
Un gobierno del lado de la justicia social
Hugo Cores

Los resultados de las elecciones municipales del domingo indican con claridad que, a diferencia de las elecciones anteriores, esto ocurre también cuando las que se eligen son autoridades locales.
El gran respaldo electoral recibido es un indicador del rotundo fracaso de los partidos tradicionales en la conducción de los asuntos departamentales, y marca otro escalón en el proceso de descaecimiento del clientelismo y la corrupción como mecanismos de cazar votos de incautos. A la vez, está indicando el reflejo hacia todo el país de la impronta que el gobierno nacional está dando a su gestión.
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    Para la fuerza política es otro acrecentamiento del desafío de conducir políticamente el cambio y por tanto de dar señales de vida y ser capaz de producir un pensamiento orientador para todo el país. Un desafío que el estado actual de la organización interna del FA difícilmente será capaz de asumir. Los cambios propios, la adecuación del instrumento FA a las nuevas responsabilidades políticas se impone con más rigor que nunca.
    En el plano nacional, el gobierno sigue mostrando dinamismo e iniciativas en varios terrenos. En otros, el peso muerto de las malas administraciones anteriores sigue operando como una traba más importante que lo esperado.
    1- Cuando las palancas están engripadas
    La derecha se empeña en seguir atacando al Estado en forma genérica. Siempre como sinónimo de burocratización y despilfarro. Pero el Estado que la izquierda ha heredado no es el "concepto Estado", una abstracción válida para cualquier período o para cualquier lugar. No. Es una realización específica, resultado de un proceso histórico y fruto de determinadas políticas, que respondían a los intereses políticos y materiales de los grupos dominantes.
    En el fondo, el Estado uruguayo es el resultado del fracaso del capitalismo dependiente, cuya aceptación fue un dogma intocado durante decenios por los partidos conservadores y los intereses hegemónicos.
    Este aparato no fue organizado para servir a la mayoría de la población, animado con criterios republicanos y democráticos. Estas son constataciones simples pero que conviene no olvidar.
    Ahora que empieza a verse por dentro, el Estado muestra hasta qué punto es inepto para cumplir las funciones socialmente justas que se enuncian en la Constitución y las leyes orgánicas de las empresas públicas.
    Ahora, cuando por la decisión soberana del pueblo se intenta cambiar el rumbo al país, buena parte de los instrumentos no funcionan. Una porción de los jerarcas más antiguos son poco confiables, lo que agrava el hecho de que la izquierda llega con poca experiencia de administración nacional a lugares clave, en medio de equipos gerenciales que han sido ingresados o ascendidos con los criterios de los partidos dispensadores de privilegios y regalías.
    2- La miseria no es "un hecho de la naturaleza"
    Los logros económicos y sociales del gobierno de izquierda, como siempre lo supimos, y se anunció, serán lentos, poco espectaculares. El país no cuenta con las reservas y los recursos naturales de Argentina ni de Venezuela.
    Esa lentitud es perversa. Esa tardanza -que no es despreocupación- dilata la situación de injusticia y exclusión social en la que viven cientos de miles de uruguayos que constituyen la preocupación central del programa y la voluntad del partido que ha accedido al gobierno el 1º de marzo.
    Ahora bien, esta demora en lograr la mejoría social debiera ser explicitada: mostrar ante el pueblo las razones externas e internas de nuestro descalabro económico.
    La dependencia, el daño que nos infligieron las políticas del FMI, las leyes leoninas que regulan el comercio internacional en beneficio de los países ricos, el papel de los banqueros, los especuladores y los usureros en el estancamiento económico del país.
    La responsabilidad de los dirigentes políticos que dieron cobertura a las deformaciones y amputaciones que nos impuso el modelo neoliberal. Y las trenzas mafiosas que se han ido tejiendo en estos últimos años.
    La izquierda debe hacerlo como un elemento de educación cívica, de comprensión pública, de toma de conciencia ciudadana.
    Y junto con la explicitación, se hace necesaria la adopción de medidas drásticas con los responsables de delitos contra el patrimonio nacional, contra los bienes de todo el pueblo.
    Sería funesto que los grandes expoliadores del Estado quedaran impunes.
    Desde el punto de vista simbólico tendría un efecto éticamente negativo. Una especie de todo da igual, que es incompatible con la identidad y las tradiciones republicanas del país y con los valores que la izquierda ha realzado.
    Si el "público señalamiento" de los corruptos se demora. Si también la justicia tarda, estaremos perdiendo uno de los factores principales por los que la gente ha dado su apoyo a la izquierda.
    3- El gobierno y los conflictos de clase
    En otro orden de temas, en estos días ha cobrado gran importancia el conflicto que mantienen los trabajadores con la empresa francesa Gaseba.
    Por el momento en que ocurre, durante las primeras semanas de un gobierno de izquierda y por los reclamos que dan origen a la acción gremial, el conflicto reviste una enorme significación como anticipo, como prueba y condensación.
    El gremio ha desenvuelto una línea de acción caracterizada por su tenacidad en la defensa de ciertos valores propios de los trabajadores. Para empezar el rechazo al despido de los dirigentes sindicales elegidos por los operarios.
    La empresa actuó con un olímpico desprecio por las normas existentes en el país y se mantuvo arrogante en la defensa de los despidos. Pese a los años transcurridos, el gremio no abandonó el reclamo de la reposición de sus compañeros.
    Al mismo tiempo, la organización obrera asumió la actitud que el Estado, con los gobiernos anteriores, no quiso cumplir: denunciar las irregularidades operativas, comerciales y la falta de seguridad de los servicios prestados por la trasnacional francesa. El sindicato no confundió gremialismo con corporativismo.
    Junto con los intereses solidarios con sus compañeros, el gremio supo actuar como un fiscal público denunciando los perjuicios que para el país aparejaba el incumplimiento de sus obligaciones por parte de la concesionaria francesa.
    Un servicio caro y malo. Ausencia de inversiones e incumplimiento en la mejoría de las instalaciones, la conducta de Gaseba tiene grandes analogías con otras empresas, privadas y extranjeras, a las que se les otorgó determinados servicios públicos. Su negligencia ha contribuido a colocar al país en los umbrales de una crisis energética importante.
    Pero la lógica de la empresa es enriquecerse lo antes posible, despreocupándose de las implicancias que su conducta tiene para los intereses del país. Y el sindicato obrero denunciando, reuniendo documentación, proponiendo otros caminos. Para defender lo suyo y lo de todos.
    4- Cumpliendo con las leyes
    En los últimos 15 días el conflicto se endureció con una huelga de hambre y con la ocupación del local principal de la empresa.
    Para el gobierno popular se trataba de un desafío importante y tempranero. Y se respondió de acuerdo a lo que esperado.
    Exigiendo el cumplimiento de la ley, la reposición de los despedidos a través del Ministerio de Trabajo y de la Dirección Nacional de Trabajo. Con mucha claridad y mucha firmeza en defensa de los derechos de los trabajadores y de las leyes del país.
    También la intervención del Ministerio de Industria ha sido de una defensa neta de los intereses del país en una zona tan delicada como es la disponibilidad energética.
    Si alguien pretendió echar leña a la hoguera para hacer de este conflicto gremial un factor de rozamiento del gobierno con las organizaciones sindicales, se equivocó feo. Tanto el sindicato del gas como el PIT-CNT actuaron con firmeza y con claridad política, sabiendo y haciendo saber que en el país hay cosas que cambiaron decisivamente y que las relaciones del sindicalismo con este elenco no son las mismas que cuando los ministros de Trabajo, o sus cuadros dependientes, eran un brazo más del poder de las patronales.
    5- Del lado de la justicia social
    En momentos en que crece la agremiación, y el sindicalismo tiende a recuperar su peso histórico en la vida del país, cuando se abren nuevas perspectivas a partir de la convocatoria a los Consejos de Salarios, es importante que todos tomemos conciencia de la situación en la que estamos.
    Podrá haber hasta ahora insuficiencias y errores en el accionar del gobierno. Declaraciones que no satisfacen y gestos que desconciertan. Pero estos episodios, que hacen a la cuestión medular de las relaciones del capital con el trabajo, muestran el signo principal que se propone lograr esta administración: que se la identifique como un gobierno consustanciado con el valor de la justicia social, de la mejora de la situación de los humildes y de la gente de trabajo. Y eso ha quedado completamente claro en los hechos que comentamos.
    La República, 10/05/2005



8. 03.05.05. La izquierda como un río.

El 1º de Mayo: un acto de gran significación

2 de mayo de 2005

Nuestra izquierda vive, corre como un río. Recibe afluentes grandes y más chicos. Tiene un rumbo.
De sus afluentes, y también de sus hilos iniciales, arrastra lodos y troncos. Cuanto más anda más crece. Y más energía produce su correntada.

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    Así lo quisimos todos y así lo queremos. Creciendo con lo nuevo que llega y depurándonos con las luchas que nos dan razón de ser. Con la discusión y elaboración de líneas de acción políticas que luego intentaremos desarrollar todos juntos. Todo eso nos hace ser distintos a un lago, a una represa, a un conjunto de charcos.
    La jornada del 1º de Mayo organizada por los trabajadores dio evidencias de esa condición de río inmenso que sabe adónde va y sabe lo que quiere.
    Una jornada de júbilo que celebró, junto a la conmemoración de los mártires de Chicago, la conquista del gobierno, ese logro de todos.
    Júbilo también por la presencia, de intenso sentido simbólico, de los principales magistrados de la República, ahí, entre la gente, como lo habían siempre estado antes, como otros compañeros. Oyendo a los oradores obreros. Escuchando muestras de apoyo y también críticas, expresiones de divergencia y reclamos de acción urgente. Que de todo eso tenía que haber y lo hubo.
    No todo es júbilo
    Si pudiéramos realizar un corte transversal, desde la superficie al lecho, nos encontraríamos con que las aguas de nuestro río no corren todas ni a la misma velocidad ni todas en el mismo sentido.
    Y hay a ciertos niveles de profundidad, lugares donde junto con el contento existen indicios de disconformidad. Sobre todo entre los más militantes y experimentados. Nadie entre éstos pone en duda su sentimiento de pertenencia ni su afán de aportar lo que pueda y desde donde pueda.
    Muchos compañeros sienten que no se está dando la participación deseada y, en su momento acordada, a la organización política, al Frente Amplio como entidad político partidaria específica, con sus comités de base, sus coordinadoras, sus espacios de discusión, elaboración y movilización.
    Existe en algunos ámbitos un sentimiento de estar sin información suficiente, sin directivas de trabajo, sin orientación en cuanto al rumbo a seguir. O legítimas divergencias con tales o cuales decisiones de la administración. Creo que estas preocupaciones son válidas.
    El río como arteria y como correntada tiene ya un largo trecho vivido en común. Tiene una práctica, un pensamiento y una sensibilidad común. Y también ante aquellos problemas en los que no se piensa igual, un alto grado de "entrenamiento", una cultura de la unidad como para saber coexistir entre militantes que no piensan en todo exactamente lo mismo.
    A ellos no los podemos cambiar
    Yendo de lo general a lo particular podríamos decir que, dada la forma en que en nuestro país se difunde la información, tarde o temprano, el gobierno popular se encontrara enfrentado a la manipulación mediática de los enemigos del cambio, de los hasta ahora todopoderosos sectores conservadores, defensores del país del privilegio, del secreto y de la impunidad.
    Ya están en eso. A veces en forma patética como el señor Lacalle chilcando con torpeza pensamientos de Gramsci, a partir de la papilla masticada desde hace años en las oficinas del Pentágono. Pensamiento, nada carrasqueño por cierto, que él está lejos de haber entendido pero cuya repetición por aborígenes es siempre bien vista en la capital del Imperio, de la que, salvo para la maldad, tampoco se puede decir sea una metrópolis de lumbreras...
    Pero al enemigo no lo vamos a cambiar. Sólo podemos enfrentarlo y derrotarlo. Lo que sí podemos --y de hecho lo realizamos muchas veces-- es cambiar nosotros. Mejorar nosotros nuestra capacidad de persuasión, nuestra convocatoria, nuestro conocimiento del país y de sus problemas y nuestra capacidad para construir soluciones verdaderas para la gente. Y nuestra democracia interna.
    Cambiar para cambiar
    ¿Cómo vamos a contrapesar las poderosas usinas fabricantes de resignación si nosotros no cambiamos? Y si no cambiamos junto con el pueblo organizado.
    El advenimiento del nuevo gobierno despierta energías dormidas en todos los campos. Eso también forma parte del río.
    Las convocatorias a los Consejos de Salarios están impulsando a la agremiación de decenas de miles de trabajadores que hasta ahora no lo habían hecho.
    Esto es importante en el sector privado, donde una y otra vez todo intento de organización obrera fue diezmado por la represión de las empresas con la complicidad del Ministerio de Trabajo. Pero también en el sector público donde hay que reparar años de estragos y donde debe reconstruirse nuestra laica mentalidad de "servidor público" que supo ser otrora orgullo del país.
    Ahora la gente siente, a justo título, que el desconocimiento a la organización de los trabajadores se terminó. Que en el país se van a cumplir las leyes que defienden la libertad sindical.
    En sectores clave el proceso de reagrupamiento sindical es rápido. Va tanto o más rápido que el río todo. Y eso es un dato y un desafío.
    ¿Como los lirios del campo?
    El miedo queda atrás, la acción colectiva que aglutina voluntades se afirma con todos sus efectos de formación, de recuperación de la dignidad del trabajador que ya no está solo sino que forma parte de una herramienta colectiva.
    Al mismo tiempo hay un desafío ante esas nuevas generaciones que accederán a la lucha reivindicativa.
    La izquierda ¿permanecerá impasible como quien asiste al crecimiento de los lirios del campo?
    No. Nuestra pasividad sería omisión de asistencia. Los militantes frentistas están llamados a cumplir un papel esencial en todos los procesos de reorganización social. Trasladando el pensamiento de la izquierda, el hilo conductor que es su programa, su lucha por construir un nuevo país.
    Transmitir el legado práctico y teórico que es su historia, la saga de la organización obrera y sus lazos históricos con el FA. Porque no habría existido el Frente ni la izquierda estaría gobernando si no hubiera existido la CNT y las luchas de los 50 y los 60.
    Un instrumento para servir a todo el pueblo
    Como militantes políticos, el hecho de ser protagonistas en las nuevas formas de organización popular es fundamental para poder orientar y combatir las tendencias a la fragmentación corporativa de las movilizaciones y de las luchas. Para mostrar el carácter global, nacional y centralizador que tiene la lucha política.
    Ese carácter global y centralizador que tiene la política no siempre es visible a simple vista. No falta quienes piensan que las luchas (y el mundo) terminan en el perímetro familiar sus reivindicaciones como categoría y que su enemigo principal es otro núcleo profesional análogo y malévolo, que aspira a recortar sus derechos o sus ingresos. Esto no es sino una variable laboral del "todos-contra-todos" que está en la base de sustentación ideológica del neoliberalismo.
    Por cierto que resulta siempre más confortable pensar que la culpa la tiene un "enemigo cercano" y no algo tan complejo y aparentemente inasible como la "realidad global" del Uruguay capitalista, dependiente, empobrecido y descacharrado que heredamos.
    Nuestra razón de ser
    Para poder actuar con éxito en lo sectorial, un gremio, un grupo de deudores, una cooperativa, un liceo, un organismo de derechos humanos, debemos saber de qué totalidad forma parte. Cuál es su significación "política", es decir su significado "para todos".
    Justamente en ese intersticio, en esa esquina de la realidad nacional, donde el todo da sentido a las partes, están colocados los comités de base, los partidos del FA (y de sus aliados). De ahí la importancia de mantener esos faros encendidos, activos, bien informados, participantes del quehacer y del qué resolver de la organización política. Y de reivindicar la militancia política de base como gestora de una siembra y elaboración de ideas que es imprescindible para llevar adelante los cambios.
    Tomemos apenas un par de ejemplos: la aplicación de un nuevo modelo asistencial en materia de salud requerirá una nueva mentalidad, antagónica al corporativismo y a los mercantilismos propios del sistema actual, por parte de los funcionarios y profesionales de la salud. También, sobre todo de los pacientes, hoy el eslabón débil de la cadena.
    Hoy, en el río hondo se están dando pasos y en estos días, en el Cerro, señero siempre en la organización popular, se fundó la primera organización de usuarios de la salud. Es un ejemplo a seguir que los frentistas debiéramos impulsar en todos los planos.
    Tomado de La República, 3/05/2005.



9. 30.04.05. La construcción del 1° de Mayo


Hugo Cores
El 1° de Mayo, como Día Universal de los Trabajadores, no se conmemora como podría hacerse en el aniversario de un hecho natural (el terremoto de San Francisco, por ejemplo, la erupción de un volcán o las inundaciones de Uruguay en el año 1959). Tampoco como un acto oficial, como la Declaración de la Independencia o la Jura de la Constitución.
Evoca la realización de las clases explotadas, de uno de esos acontecimientos, que sucede de tanto en tanto, en que las clases subalternas se vuelven las protagonistas esenciales de la historia.

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    Con un matiz que importa: de muchas insurrecciones populares, como la del 14 de julio de 1789, con la Toma de la Bastilla, se produjo una "apropiación" de la fecha por parte de las nuevas clases dominantes que se habían instalado en el poder a partir de esa revolución.
    El 1° de Mayo fue una fecha protagonizada por las organizaciones radicales de izquierda de la clase obrera norteamericana y preparada por decenios de acciones combativas de todo tipo en defensa de los intereses de los trabajadores: antes de aquella jornada, en medio de un proletariado cosmopolita, que arribaba de Europa huyendo de la miseria, decenas de periódicos marxistas y anarquistas se esforzaban por despertar la conciencia obrera.
    La acción obrera del 1° de Mayo, los acontecimientos de la Plaza Haymarket fueron el resultado de muchos años de organización obrera y de prédica revolucionaria de los sectores más radicales del movimiento obrero.
    No participaron de la preparación aquellas agrupaciones de trabajadores partidarias de los cambios graduales, los que afincaban sus esperanzas en una sucesión de pequeñas reformas sino de quienes confiaban en encender a chispa revolucionaria para construir una sociedad sin explotadores ni explotados.
    Una gran masa de emigrantes pobres, incorporados por la miseria al "ejército del trabajo" que crecía vertiginosamente en Chicago y otras grandes megapolis industriales, ya había protagonizado a lo largo de los Estados Unidos una sucesión de huelgas, cada vez más intensas, tras un programa de transformaciones sociales profundas. Los choques habían sido extremadamente duros en 1887. Un manifiesto, fechado en Pittsburgh, en 1883, se decía: "este sistema es injusto, demente y asesino. Así que es necesario destruirlo totalmente con todos los medios posibles".
    Durante un período todas las formas de acción eran consideradas válidas, desde las propagandísticas y pacíficas hasta los atentados individuales violentos.
    Sin embargo los organizadores del Movimiento por las Ocho Horas pusieron el acento en organizar una gran acción de masas que se extendiera por todo el campo de la industria norteamericana.
    Las demandas obreras, en favor de las ocho horas de trabajo, fueron reprimidas ferozmente en la mayor parte de las ciudades en que la Huelga General paralizó las fábricas. Una de las más importantes fue la que se realizó en la planta de la McCormick Reaper.
    Pocos días después una manifestación en protesta por la represión en la McCormick terminó con una nueva masacre en la Plaza de Haymarket.
    Unas semanas después un tribunal inició juicio contra los dirigentes anarquistas capturados: fue un verdadero linchamiento legal. Prensa, gobierno y Estado cayeron implacablemente sobre los acusados intentando validar legalmente el crimen.
    Sólo unos años después la Internacional Obrera recomendó a sus filiales de todo el mundo conmemorar aquella fecha luctuosa como expresión del anhelo de los trabajadores por un mundo mejor.
    Como fecha universal el 1° de Mayo se construyó lentamente y siguió los pasos del fortalecimiento del movimiento obrero que se extendía ahora ya como un fenómeno de carácter universal.
    Un tiempo después la conmemoración empezó a celebrarse también en nuestro país.
    Publicado en La República el 30 de abril de 2005



10.- 11.04.05. No podemos dejar que sea la televisión que siga "educando" a las nuevas generaciones que acceden a la ciudadanía


Por HUGO CORES

La acción del nuevo gobierno está generando reacciones injustificadas. ¡Asumió hace 40 días y ya le exigen como si hiciera cuarenta años!
Desde los sectores que acaban de dejar el gobierno, prevalecen las expresiones de rechazo, como se pusieron en evidencia en los ataques demagógicos y reaccionarios al ministro de Interior, Dr. José Díaz, en sus anuncios acerca de cómo resolver la explosiva situación carcelaria.

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    1- Dirigentes políticos que hasta ayer despilfarraban los bienes del Estado, se han convertido en severos fiscales olvidando que la gravedad de la situación en las prisiones, la desatención y el hacinamiento inhumano a que se somete a miles de personas fue una realidad creada por sus actos de gobiernos, sus omisiones y su pasmosa frivolidad.
    Algo similar se podría decir acerca de otras actitudes en las que se trasmite una información capciosa, destinada a deformar lo que el gobierno se propone: se ha llegado a decir que somos casi una dictadura con régimen de partido único por que no se les dio un segundo cargo en el Directorio del BROU al Partido Nacional. No se les permitió que ellos, los electoralmente derrotados, tuvieran las llaves decisivas para la acción social y de fomento que el BROU habrá de cumplir en la realización del proyecto de País Productivo.
    2- Algunos compañeros creen que es una buena señal hacia la ciudadanía el pueblo actuar como si el enemigo no existiera, como si fuera un concepto extinguido, incompatible con la vigencia de la democracia: la palabra enemigo se ha hecho casi impronunciable, propia de malevos o camorristas. Se prefiere entonces hablar de 'adversarios' que, según el DRAE, quiere decir prácticamente lo mismo.
    Se olvida que esos comedidos "adversarios", siempre que pudieron, hicieron todo lo posible por borrarnos del mapa.
    Los fabricantes de pobres, los de dentro y los de fuera del país, son nuestros enemigos. Los gobernantes deshonestos, que incumplieron con su obligación de defender los intereses nacionales, también. Como enemigos nos acechan, esperan nuestras debilidades, están siempre atentos a trabajar sobre nuestras fisuras.
    Una parte de nuestro pensamiento histórico, como frenteamplistas, se articuló en torno a esta la idea de la existencia de intereses antagónicos. Durante años, nuestro pensamiento y nuestra acción se construyó a partir de afirmar que la realidad del país se caracterizaba por mostrar "de un lado el pueblo y del otro la oligarquía".
    ¿Hay elementos suficientes para decir que esto ha cambiado?
    3- La constatación de la existencia de enemigos pone el acento en el fortalecimiento propio, como fuerza política, como "partido".
    Y eso implica reivindicar nuestra identidad y nuestro programa.
    Un programa que levantamos como antagónico al de los blancos y colorados.
    ¿Se trata de una innovación? ¿Se trata de un estilo ajeno a la tradición de la democracia?
    No. Justamente, la gracia de la democracia, lo que la convierte en un mecanismo válido, es que abre el camino a los cambios y al progreso social, a partir justamente de la posibilidad que el pueblo elija entre opciones diferentes. Que el continuismo cese y deje lugar a las propuestas de cambio y que los nuevos protagonistas no vean constreñidos a ser los administradores de la herencia crítica dejada por las antiguas fracciones dirigentes.
    De la elección del 31 de octubre, los frenteamplistas y nuestros aliados emergimos con un mandato. Poner en práctica nuestras concepciones, nuestro programa, diferente al hegemónico.
    El mandato se rubricó con el apoyo mayoritario de la ciudadanía.
    4- Aunque es obvio, conviene reiterarlo: en la lucha política no todo se resuelve con transacciones, ni todo puede ser objeto de "acuerdos nacionales". Hay temas sobre los que no se tranza. Y para esos temas, que son nuestras señas de identidad, hay que fortalecer las fuerzas propias y debilitar y aislar la de nuestros enemigos.
    Si no es esta, ¿cuál es la función de los partidos?
    ¿A santo de qué hay lucha electoral y se busca el apoyo ciudadano?
    La propia existencia de un enemigo externo al FA es lo que fija las reglas de juego que ordenan el tratamiento de las diferencias entre los partidos que actúan dentro del FA: sus divergencias son de otra magnitud y están subordinadas al antagonismo principal, que es con los blancos y colorados.
    En el episodio de la prórroga de los desalojos, si nos guiamos por el intermitente relampagueo noticioso de los medios, ¡parece que los problemas que realmente importan en el país se reducen a las diferencias que existen entre dos ministros frenteamplistas!
    5- Si la prueba del pastel... es comerlo, la prueba de la democracia es, justamente, cuando el partido, triunfante por la voluntad popular, unido y con iniciativa, hace realidad su programa.
    Y lo desarrolla marcando las diferencias con el pasado. Ejerciendo, dentro de la ley, todas las potestades que el pueblo le otorgó.
    En un país en estado de emergencia social, donde el flagelo del hambre y la necesidad cayó sobre un gran número de uruguayos, esas atribuciones entregadas no son para empatar sino para infligir políticas de cambio.
    Imponerle cambios a la minoría que defiende el statu quo, a los defensores del privilegio. A los fautores de los campos de miseria y dolor con que se han llenado las periferias de las ciudades.
    6- La función del partido no se agota con la conquista del gobierno.
    En medio de una situación de emergencia, el desarrollo de la lucha democrática conduce a un tipo de gobierno que debe ser cohesionado, coherente, con miras comunes de largo plazo, es decir un gobierno "de partido". Y, por tanto, precisa como soporte una fuerza política activa, un "partido", con su correspondiente estructura de base, creativo, con propuestas, con democracia interna y una actitud vigilante en relación con lo que está sucediendo en la sociedad.
    A los partidos de la oposición al cambio, articulados y apoyados por la artillería de fondo del oligopolio mediático, les asiste todo el derecho a la crítica, a la protesta y a la disidencia. Cuanto más pongan en evidencia todo lo que nos separa, menos pastoso y más auténtico será el debate político.
    7- El gobierno no puede estar al 'golpe del balde' de lo que dice la oposición. Hacerlo significa que la agenda política no la va a proponer el gobierno que representa a la mayoría del pueblo sino la oposición blanca y colorada con su supremacía mediática y su enconado rechazo al cambio social. Y quien hace la agenda conduce la acción política.
    Nos esperan nuevas batallas y nuevas victorias. En las municipales, pero, sobre todo en la construcción de una nueva realidad social.
    El plan de emergencia ya está en la calle y en los barrios. Las garantías para el proceso de sindicalización que aumentará rápidamente el número de trabajadores organizados. Como ya está ocurriendo, para bien del país.
    Esto comporta el desafío de llevar a esos nuevos contingentes ciudadanos nuestra visión política, nuestra tradición organizativa, nuestros valores socialistas y solidarios. Nuestra preocupación por resolver los problemas de todo el pueblo uruguayo. No podemos dejar que sea la televisión que siga "educando" a las nuevas generaciones que acceden a la ciudadanía en las concepciones del darwinismo social, la ley de la selva o el egoísmo corporativo.
    Al país hay que salvarlo todo, y entre todos, tal como lo encara el Programa del FA. Y eso no surge como construcción de pensamiento espontáneo. Es fruto de una militancia, de una educación y de unas prácticas de lucha política.
    Una de ellas empieza por el reconocimiento de que el enemigo existe. Y que nuestras diferencias con él son abismales, y que no lo son entre nosotros. O entre nosotros y nuestros aliados del EP y la NM.
    La República, 11/04/2005.






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